08 enero 2025

Bula de Nombramiento Episcopal - Sebastián Merino

 

BENEDICTVS, EPISCOPVS,
SERVVS SERVORVM DEI

 AD PERPETVAM REI MEMORIAM

Al estimado hijo, Pbro. Sebastián Merino, incardinado a la Diócesis de Dolores, elegido Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de San José: salud, paz y bendición apostólica.

"Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder" (Mt 5,13-14).

El misterio del episcopado, en el que se perpetúa el ministerio de Cristo, Pastor eterno y Obispo de nuestras almas, confiere a quienes son llamados una participación singular en la misión de apacentar el pueblo de Dios, santificarlo mediante los sacramentos y guiarlo con prudencia y caridad en el camino hacia la vida eterna.

Por esta razón, escuchando con atención el parecer del Dicasterio para los Obispos y discerniendo las necesidades pastorales de la Iglesia en San José, y también para auxilio de nuestro venerable hermano Ángel, Cardenal Castillo, hemos considerado oportuno encomendarte una porción del rebaño de Cristo. Por tanto, en virtud de nuestra autoridad apostólica, te elegimos y nombramos Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de San José, confiándote las responsabilidades inherentes a este sagrado ministerio, de acuerdo con el Código de Derecho Canónico.

El ministerio episcopal no es un honor, sino un servicio; no es dominio, sino caridad que se manifiesta en la humildad de quien lava los pies a los discípulos. En el corazón del obispo resuena constantemente la misión de Cristo, quien "vino para servir y dar su vida en rescate por muchos" (Mc 10,45). Por ello, te exhortamos, querido hijo, a que sigas este modelo sublime, siendo siempre un pastor cercano a tus hermanos sacerdotes, a los consagrados y a todos los fieles que el Espíritu Santo ha confiado a tus cuidados.

Al cumplir tu ministerio, recuerda que el obispo, como maestro de la fe, está llamado a proclamar la Verdad que libera y a enseñar con la autoridad de Cristo el depósito íntegro de la fe. Y como pastor, tu corazón debe ser una réplica viva del Buen Pastor, aquel que conoce a sus ovejas y da la vida por ellas (cf. Jn 10,11).

Colocamos este nuevo camino bajo la protección de San José. Que su intercesión te conceda la sabiduría para guiar al pueblo de Dios con justicia, fortaleza para afrontar los desafíos del ministerio y mansedumbre para responder siempre con amor al Señor. Finalmente, invocamos también la intercesión de la Virgen Santísima, Madre de la Iglesia, quien te acompañará con su maternal protección en esta misión que ahora asumes.

Dado en Roma, en Letrán, a los ocho días del mes de enero del año jubilar de la Esperanza dos mil veinticinco, segundo de nuestro pontificado.

 Benedictus Pp
Pontifex Maximvs

Et ego,

 Mons. Pablo Kynast
        Nuncio Apostólico