BENEDICTVS, EPISCOPVS,
SERVVS SERVORVM DEI
SERVVS SERVORVM DEI
A los eminentísimos hermanos Nicolás Cardenal Quintero, Kevin Cardenal Miranda y Jesús Cardenal Ortiz, y a todos aquellos que tomen conocimiento de estas letras, salud, paz y bendición apostólica.
Siguiendo las palabras del apóstol Pedro, quien nos exhorta a ser "modelos del rebaño" (1 Pe 5,3), y conscientes de que el Señor confía a sus ministros la tarea de pastorear su Iglesia "no como dominadores, sino con generosidad" (1 Pe 5,2), es nuestro deber confirmar y fortalecer las decisiones tomadas por aquellos que, en comunión eclesial, buscan el bien de la Iglesia.
Habiendo el venerable hermano Raffaele Cardenal Vitali, Decano, concluido su periodo como pastor de este oficio tan preeminente en el Sagrado Colegio de los Cardenales, fue grato que los cardenales se reunieran en espíritu de oración y discernimiento para elegir entre ellos a quienes, desde ahora, asumirán la responsabilidad de guiar este distinguido colegio.
Así pues, el veintiuno (21) de enero, reunidos en las dependencias del Palacio Apostólico, los eminentísimos cardenales de la Iglesia de Roma, eligieron por unanimidad al venerable hijo Mons. Nicolás Quintero como Decano del Colegio Cardenalicio, al venerable hijo Mons. Kevin Miranda como Vice-Decano, y al venerable hijo Mons. Jesús Ortiz como Secretario del Sagrado Colegio de los Cardenales.
Nosotros, conscientes de nuestra misión de confirmar a los hermanos en la fe (Lc 22,32), nos complacemos en CONFIRMAR tales elecciones, y así lo hacemos, NOMBRANDO al venerable Mons. Nicolás Quintero Cardenal Decano, asignándole el título cardenalicio de la Diócesis de Ostia; al venerable Mons. Kevin Miranda Cardenal Vice-Decano, y al venerable Mons. Jesús Ortiz Cardenal Secretario, otorgándoles todos los derechos y deberes inherentes a sus oficios.
En esta ocasión, hacemos memoria de las palabras de San Juan Pablo II en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, recordando que "los cardenales tienen el deber de ofrecer un testimonio claro de comunión eclesial y de servicio generoso a la Iglesia universal".
A los elegidos, les exhortamos a permanecer firmes en la caridad, según el mandato del Señor: "Permanezcan en mi amor" (Jn 15,9), para que, como fieles servidores en la viña del Señor, puedan colaborar con Cristo en la edificación de su Cuerpo, que es la Iglesia (Ef 4,12).
Sobre todos invocamos la maternal intercesión de la Santísima Virgen María, Reina de los Apóstoles y Señora del Pueblo Romano, para que ilumine y fortalezca su ministerio. Que, como Ella, respondan con un "sí" generoso y total a la llamada del Señor.
Dado de Roma, junto a San Pedro. a los veintidos (22) dias del mes de enero del Año Santo de la Esperanza dos mil veinticinco (2025), segundo de nuestro pontificado.