18 febrero 2025

Acta | 4.ª Congregación General

  
SACRO CONCÍLIO PAULINO

CUARTA CONGREGACIÓN GENERAL
AMBITO LITÚRGICO

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A los trece días del mes de diciembre del año dos mil veinticuatro, a las veinte horas, se reunieron los Padres Conciliares, fieles a la sana doctrina, en la inefable búsqueda de comprender la misión digital y expandir la evangelización sin perder de vista de ninguna manera los santos dogmas de fe proclamados por el Sagrado Magisterio, para la cuarta Congregación General del Concilio Paulino, en la cual se abordó el ámbito litúrgico. 

Después de los ritos iniciales y el solemne canto del Veni Creator Spiritus, Mons. Nicolás, Card. Quintero ofreció una reflexión inspirada en un pasaje de la Sagrada Escritura. A continuación, se dio inicio a los temas de la congregación, centrados en: la importancia y promoción de la música sacra, adaptación a las diferentes culturas y regulación, la celebración de Ritos Orientales y la celebración del rito romano antiguo.

Tema 1: Importancia y Promoción de la Música Sacra

Mons. Pablo Kynast en representación de la Comisión Litúrgica presentó la introducción al primer tema.

Mons. Jesús, Card. Ortiz tomó la palabra: este tema me parece esencial, ya que la música es una parte fundamental de la liturgia. Es preocupante observar cómo, en ocasiones, se deja de lado la solemnidad, utilizando cantos que no son apropiados ni adaptados a las celebraciones. He presenciado casos en los que los cantos resultan inadecuados y poco acordes con la naturaleza de la liturgia. Por ello, propongo fomentar el uso de los cantos tradicionales y clásicos de la Iglesia, como el canto gregoriano y otros en latín, que aunque algunos los consideran anticuados, son correctos y enriquecen la celebración. Además, sugiero que en los seminarios se enseñen estos cantos adecuados para la liturgia.

Prosiguió Mons. Uriel Garcia: la música sacra no es un mero adorno, sino un componente esencial de nuestras celebraciones. He participado en ceremonias donde los cantos utilizados no tenían relación alguna con la liturgia, lo que resta solemnidad al acto. Es crucial inculcar en los seminaristas la importancia de los cantos litúrgicos sacros, organizando reuniones formativas que refuercen su conocimiento y uso adecuado para cada celebración. Esto garantizará que las celebraciones conserven su carácter sagrado y especial.

Mons. Pablo Kynast tomó la palabra: La música litúrgica tiene como objetivo ayudarnos a orar, recordando que "quien canta, reza dos veces", como decía San Agustín. Los cantos deben expresar nuestra fe, y las melodías deben generar un ambiente de oración, no de fiesta. Por eso, considero que sería útil establecer pautas claras para determinar qué cantos son adecuados para la liturgia, sin necesidad de limitarse a una lista cerrada. El canto gregoriano y otras opciones tradicionales son herramientas valiosas que debemos valorar.

Mons. Nicolás, Card. Quintero continuó con la palabra: históricamente, la música sacra ha sido solemne, asociada a estilos como el canto gregoriano y el uso de órganos. Sin embargo, como menciona el Papa Francisco, la Iglesia también debe adaptarse a diversas culturas sin perder su carácter sagrado. Es fundamental evitar que la música litúrgica caiga en estilos inadecuados, como los de carácter popular, que podrían distraer de la Eucaristía. Propongo incluir en la formación de los seminaristas pautas sobre la sacralidad de la música en la liturgia, para que sepan combinar tradición con adaptación cultural.

Tomó la palabra Mons. Kevin Miranda: La música en la liturgia no está para llenar espacios vacíos; cada canto tiene un significado profundo. Como decía Platón, la música debe elevar el alma, y esto aplica aún más en la Eucaristía. Apoyo firmemente que se respete la sacralidad del canto litúrgico, fomentando su formación y evitando el uso de canciones seleccionadas solo porque "suenan bien". Además, es importante respetar las culturas, pero siempre garantizando que los cantos reflejen el sentido litúrgico correcto.

El Santo Padre omitió el uso de la palabra.

Tema 2: Adaptación a las diferentes culturas y regulación

Mons. Pablo Kynast en representación de la Comisión Litúrgica presentó la introducción al segundo tema.

Mons. Jesús Ortiz omitió el uso de la palabra

Mons. Uriel García tomó la palabra: como mencionan los hermanos obispos, la cultura varía según el país. En un momento, el presbítero Alejandro eligió un canto con un ritmo particular. Sin embargo, creo que, si bien los cantos pueden diferir en cada cultura, lo importante es que mantengan el mismo significado y solemnidad. No hay mayor problema, pero es esencial escuchar lo que expresa cada canto para que la solemnidad se preserve en cada celebración.

Mons. Pablo Kynast omitió el uso de la palabra.

Mons. Nicolas Quintero omitió el uso de la palabra.

Mons. Kevin Miranda omitió el uso de la palabra.

Mons. Junior Gamboa culminó: la música sacra en la liturgia es un tema complejo, pues cada miembro de la iglesia busca encontrar un significado en ella. La modernidad constantemente actualiza los métodos de cómo rendir culto a Dios, tal como San Agustín mencionó: "El que canta, ora dos veces." La clave está en lograr una conexión más profunda con el pueblo. No se trata solo de aceptar las tradiciones, sino también de obedecer lo que el misal nos indica sobre las letras de las canciones y cómo vivir el tiempo adecuado con los instrumentos. Lo esencial es lo que el misal señala.

El Santo Padre omitió el uso de la palabra.

Tema 3: La celebración de Ritos Orientales

Mons. Pablo Kynast en representación de la Comisión Litúrgica presentó la introducción al tercer tema.

El Santo Padre tomó primero la palabra: Opino que la celebración de los ritos orientales es algo muy importante dentro de la Iglesia, ya que la Iglesia no se limita al rito romano, sino que tiene una rica diversidad de ritos orientales en plena comunión con la sede de Pedro. Esta pluralidad de tradiciones litúrgicas resalta la catolicidad de la Iglesia, que abraza distintas culturas y formas de expresión de la fe, siempre bajo la unidad que ofrece la comunión con Roma.

En caso de que lleguen a ingresar personas que participan de ritos orientales, lo cual es posible debido a la existencia de comunidades que celebran estos ritos en varios lugares de América Latina, se debería revisar cuidadosamente su petición. Se podría permitir su integración siempre y cuando esas personas realmente participen en un rito oriental auténtico y no como ocurrió en el pasado con ciertos personajes que celebraban un rito oriental simplemente para sobresalir o llamar la atención. Estos individuos, además, no celebraban un rito oriental en comunión con la Iglesia. Lamentablemente, mi antecesor y algunos obispos no tomaron importancia en ese asunto, lo que llevó a una distorsión del propósito verdadero de los ritos orientales en la vida de la Iglesia.

Mons. Jesús Ortiz continuó con la palabra: este es un tema fundamental. Como mencionó Su Santidad, existen muchas comunidades que integran Ritos Orientales. En el pasado, hubo aquí un rito oriental que, desde mi punto de vista, pudo haber sido un paso hacia su integración. Sin embargo, la falta de una supervisión adecuada, especialmente bajo el Papa Gregorio, permitió que una persona conflictiva impusiera su voluntad en la celebración. Literalmente hacía lo que quería, lo que generó muchos problemas. No diré más por respeto. Creo que, si se considera reintroducir los Ritos Orientales en nuestra comunidad, la supervisión debe ser prioritaria. Como prefecto del Dicasterio para el Clero, en su momento excomulgué y expulsé a esa persona, por lo que, en adelante, sería esencial asegurar que nadie se aproveche de la situación.

Prosiguió Mons. Pablo Kynast: creo que sería bueno permitirlo solo si se une a nosotros alguien que pertenezca verdaderamente a un rito oriental y pueda celebrarlo de manera legítima.

Mons. Nicolás Quintero tomó la palabra: Como mencionó Monseñor Ortiz, actualmente no contamos con una supervisión adecuada. En lo personal, no sé cómo se celebran los Ritos Orientales. Además, si permitimos que alguien lo haga, no tendríamos la certeza de que realmente se está llevando a cabo correctamente. La única supervisión posible sería desde el clero, pero hay otro punto: la asistencia a las demás eucaristías. Desde una perspectiva organizativa, no me parece oportuno agregar otro rito junto al que ya tenemos.

Mons. Kevin Miranda continuó con el uso de la palabra: primero que nada, pido disculpas por lo que voy a decir, pero ¿cómo pretendemos que alguien celebre un rito oriental si muchas veces ni siquiera sabemos celebrar bien el nuestro? Es fundamental analizar esto con detenimiento. Si alguien proviene de un rito oriental y sabe celebrarlo correctamente, entonces perfecto. La diversidad de ritos es una gran riqueza para la Iglesia Católica, pues cada uno tiene su propia manera de expresar la sacralidad, la oración y la adoración a Dios. Lo menciono porque en algunas de mis celebraciones he incluido el rito de la Akathistos, proveniente de la Iglesia Oriental, y al hacerlo en español se entiende su significado. Sin embargo, en algunos casos se usa arameo, y aquí surge la pregunta: ¿cuántos de nosotros entendemos arameo? Poco a poco aprendemos más, algunos comprendemos el latín mejor que otros, y gracias a Dios por ello, pero ¿cómo podemos estar seguros de que una persona está celebrando correctamente un rito oriental en arameo si no entendemos el idioma? La liturgia requiere conocimiento y comprensión de lo que se está haciendo y por qué.

Tomó la palabra Mons. Junior Gamboa: existen diversas formas de servicio a Dios y, como mencionó Mons. Kevin, es importante saber servir. Antes de incluir Ritos Orientales, debemos considerar su propósito: ¿favorece la unidad del pueblo?, ¿fortalece la conexión con Dios?, ¿es adecuado dentro de nuestra comunidad? Como católicos, tenemos una base sólida, y estos ritos también deben tenerla si se quiere permitir su celebración dentro de nuestra comunidad.

Mons. Nicolás Quintero pidió permiso de intervenir nuevamente: me gustó la reflexión de Mons. Kevin: muchas veces ni siquiera sabemos celebrar lo nuestro antes de querer adoptar otras prácticas. No debemos tomar esto a la ligera. La pregunta clave es: ¿cuál es el propósito de tener una comunidad oriental? Nuestra comunidad se encuentra en Latinoamérica, mientras que las Iglesias Orientales tienen su arraigo en otras regiones. Desde un punto de vista práctico, sería muy complicado establecer una comunidad de ese tipo aquí.

Santo Padre retomó la palabra y concluyó: no saquemos de contexto lo que estamos planteando. No estamos proponiendo que se abran nuevos ritos orientales, sino que debemos estar prevenidos en caso de que lleguen personas provenientes de ritos orientales. Como mencioné al principio y en respuesta a Mons. Nicolás, en América Latina existen diócesis de ritos orientales, conocidas como Eparquías. Si alguna o varias personas pertenecientes a estas comunidades se unieran a nosotros y pidieran celebrar su rito, se debería examinar a fondo su solicitud. Para eso estamos aquí, para estar preparados en caso de que se presente esta situación. Es fundamental supervisar y regular adecuadamente la celebración de esos ritos, garantizando que se realicen conforme a la tradición auténtica y en plena comunión con la Iglesia.

Tema 4: La celebración del Rito Romano Antiguo

Mons. Pablo Kynast en representación de la Comisión Litúrgica presentó la introducción al cuarto tema.

Mons. Jesús Ortiz omitió el uso de la palabra.

Mons. Ángel Castillo tomó el uso de la palabra: para evitar tergiversaciones, propongo que quienes deseen celebrar el Vetus Ordo obtengan un permiso previo.

Mons. Uriel García omitió el uso de la palabra.

Mons. Pablo Kynast omitió el uso de la palabra.

Mons. Nicolás Quintero prosiguió: En este tema, quiero enfocarme en el rito extraordinario, el antiguo rito romano, especialmente en el contexto de la Misa Tridentina. Considero que su celebración debería estar sujeta a una regulación más estricta y a una formación rigurosa para preservar su carácter sagrado. Este rito es, por así decirlo, una reliquia viva de la liturgia, y es fundamental garantizar que se celebre con el debido respeto. Para ello, un grupo de personas debería encargarse de otorgar la autorización necesaria, asegurando que su carácter sagrado no se diluya. En esta comunidad hay personas que saben celebrarlo, por lo que sería una buena oportunidad para establecer normas claras y evitar celebraciones sin el rigor litúrgico adecuado.

Mons. Kevin Miranda continuó: La Iglesia resguarda dos pilares fundamentales: la Sagrada Escritura, transmitida a través de los textos, y la Tradición, que ha sido transmitida oralmente. Dentro de esta Tradición encontramos la celebración del rito antiguo, que representa una enorme riqueza para la Iglesia. Personalmente, si me pidieran celebrar una Misa Tradicional, no podría hacerlo porque no lo sé, pero felicito a quienes lo hacen, pues sé que lo hacen preservando el rito. Por ello, es fundamental profundizar en lo que se celebra y hacerlo bien. A veces nos cuesta realizar correctamente el rito que seguimos actualmente; con mayor razón, el rito tradicional, que tiene sus particularidades, debe celebrarse con el cuidado y la reverencia que merece.

Mons. Junior Gamboa omitió el uso de la palabra.

Tomó, finalmente, el uso de la palabra el Santo Padre: opino que la celebración del rito romano extraordinario debe conservarse, pero no debe ser celebrada sin una aprobación previa. Si alguna persona desea celebrarlo, debería contar con una dispensa directamente proveniente del Vaticano, el cual deberá investigar si la persona está debidamente preparada y formada para la celebración del rito antiguo. Además, esta persona debe comprometerse a mantener la sacralidad del rito, como también a cumplir con otros requisitos esenciales, tales como pronunciar correctamente el latín, realizar los ritos de manera adecuada (ya que, en ocasiones, pueden resultar confusos y difíciles), y velar siempre por la sacralidad de la liturgia.

Es igualmente importante que las lecturas se hagan en español, para facilitar la comprensión de todos los fieles. También, la persona encargada de celebrarlo no debe limitarse únicamente a celebrar este rito, sino que debe ser capaz de celebrar también el Novus Ordo (rito romano ordinario). Por último, es fundamental que la persona esté en plena comunión con el Papa Francisco y los obispos, reafirmando así la unidad con la Iglesia universal.

Conclusión General

A lo largo de estas discusiones, se ha abordado con profundidad la importancia de la música sacra, la adaptación cultural dentro de la liturgia, la celebración de los ritos orientales y la regulación del rito romano antiguo. De estos temas han surgido varias reflexiones fundamentales para el enriquecimiento espiritual y la unidad dentro de la Iglesia.

En primer lugar, la música sacra ha sido reafirmada como un elemento esencial de la liturgia, el cual debe ser preservado y promovido con el debido respeto. Se destacó la importancia del canto gregoriano y de otras formas musicales tradicionales, subrayando que la música litúrgica no es un mero complemento, sino una expresión de la fe que debe elevar el alma y fomentar la oración. Asimismo, se hizo un llamado a la formación de los seminaristas en esta área, para asegurar el uso adecuado de los cantos en las celebraciones
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En cuanto a la adaptación cultural, se reconoció la diversidad de expresiones musicales en distintas regiones, siempre y cuando se mantenga la solemnidad y el sentido litúrgico adecuado. Se destacó la necesidad de evaluar cuidadosamente cada canto para que su contenido doctrinal sea correcto y contribuya a la santidad de la celebración.

Sobre la celebración de los ritos orientales, se reafirmó que la Iglesia es católica en su diversidad de tradiciones litúrgicas. Se enfatizó que, en caso de que fieles de ritos orientales soliciten la celebración de su liturgia, debe garantizarse que se haga conforme a la auténtica tradición y en plena comunión con la Iglesia. Se tomó en cuenta la experiencia pasada en la comunidad, que evidenció la importancia de la supervisión y de un discernimiento cuidadoso para evitar abusos o tergiversaciones.

Finalmente, respecto al rito romano extraordinario, se concluyó que su celebración debe estar debidamente regulada y sujeta a autorizaciones específicas. Se insistió en la necesidad de formación rigurosa para quienes deseen celebrarlo, asegurando que se realice con el debido conocimiento del latín, la correcta ejecución de los ritos y el compromiso con la unidad de la Iglesia. Además, se estableció que las lecturas deben proclamarse en la lengua vernácula para facilitar la comprensión de los fieles.

Finalmente, los presentes se dispusieron a concluir la asamblea. Se entonó el Padre Nuestro, se cantó el himno Alma Redemptoris Mater, marcando el cierre solemne del encuentro. Con este acto, la congregación fue concluida formalmente.

Nosotros, los relatores conciliares, redactamos esta acta como informe de la Tercera Congregación General, celebrada en la Basílica de San Pablo Extramuros, a los trece días del mes de diciembre del año del Señor dos mil veinticuatro.


+ Pbro. Cristhian Romero
Relator

+ Pbro. Sebastián Vargas
Relator