LIBRETO
FIESTA DE SAN MATEO APÓSTOL E IMPOSICIÓN DEL SOLIDEO Y CRUZ PECTORAL A MONS. PABLO KYNAST
PRESIDIDA POR EL PAPA BENEDICTO
BASÍLICA DE SAN PEDRO
21.09.2024
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
(Pueblo de Reyes - Lucien Deiss)
℟. Pueblo de reyes, asamblea santa
Pueblo sacerdotal, pueblo de Dios
Bendice a tu Señor
Te cantamos, oh, Hijo amado del Padre
Te alabamos, eterna palabra salida de Dios
Te cantamos, oh, Hijo de la Virgen María
Te alabamos, oh, Cristo nuestro hermano
Nuestro Salvador. ℟.
Te cantamos a Ti, esplendor de la gloria
Te alabamos, estrella radiante que anuncias el día
Te cantamos, oh, luz que iluminas nuestras sombras
Te alabamos, antorcha de la nueva Jerusalén. ℟.
Te cantamos, Mesías, que anunciaron los profetas
Te alabamos, oh, hijo de Abraham e hijo de David
Te cantamos, Mesías, esperado por los pobres
Te alabamos, oh, Cristo, nuestro rey de humilde corazón. ℟.
El Santo Padre:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
℟. Amén.
La paz esté con todos ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
IMPOSICIÓN DEL SOLIDEO Y CRUZ PECTORAL
Mons. Pablo Kynast dirige algunas palabras al Santo Padre y a los presentes.
El Santo Padre:
Oremos.
Bendito seas oh Dios que estableciste a tu Hijo único sumo y eterno sacerdote del nuevo Testamento y escogiste a unos hombres para que fueran administradores de tus misterios; te pedimos que hagas que tu ministro use con reverencia y dignifique con su conducta estas insignias y vestiduras destinadas a las celebraciones sagradas y santificadas por tu bendición.
Por Jesucristo nuestro Señor.
℟. Amén.
El Santo Padre rocía con agua bendita las insignias y se las impone al Obispo electo.
KYRIE
(Señor Ten Piedad - A. Mejía)
Señor, ten piedad.
SEÑOR, TEN PIEDAD.
SEÑOR, TEN PIEDAD.
Cristo, ten piedad.
CRISTO, TEN PIEDAD.
CRISTO, TEN PIEDAD.
Señor, ten piedad.
SEÑOR, TEN PIEDAD.
SEÑOR, TEN PIEDAD.
GLORIA
(Gloria - A. Mejía)
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Terminado el himno, el Santo Padre, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el Santo Padre, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo. Después el Santo Padre, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Dios nuestro, que, con inefable misericordia, te dignaste elegir a san Mateo para convertirlo de publicano en Apóstol, concédenos que, sostenidos por su ejemplo y su intercesión, te sigamos fielmente y vivamos siempre unidos a ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
(Efesios 4, 1-7. 11-13)
Él fue quien concedió a unos ser apóstoles y a otros, evangelizadores.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios:
Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el Espíritu con el vínculo de la paz.
Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como es también sólo una la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.
Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. Él fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo.
Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 18)
℟. El mensaje del Señor resuena en toda la tierra.
Los cielos proclaman la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día comunica su mensaje al otro día
y una noche se lo transmite a la otra noche. ℟.
Sin que pronuncien una palabra,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra llega su sonido,
y su mensaje hasta el fin del mundo. ℟.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya, aleluya.
El Señor me ungió con óleo para anunciar el evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad.
Aleluya, aleluya, aleluya.
EVANGELIO
(Mt 9, 9-13)
Sígueme. Él se levantó y lo siguió.
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
✠ Lectura del Santo Evangelio según san Mateo.
℟. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.
Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”. Jesús los oyó y les dijo: “No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
℣. Palabra del Señor.
℟. Gloria a ti, Señor Jesús.
Luego se hace la homilía.
ORACIÓN DE LOS FIELES
El Santo Padre invita a los fieles a orar:
Hermanos y hermanas, en este momento de gracia, elevemos nuestras súplicas a Dios, pidiendo su bendición sobre la Iglesia y todos aquellos que guían a la comunidad de creyentes. Confiemos nuestras intenciones y las de todo el mundo a su infinita misericordia.
℟. Dominum deprecemur. Te rogamus, audi nos.
1. Por la Iglesia, para que, guiada por el Espíritu Santo, continúe siendo luz y esperanza en el mundo, promoviendo la paz, la justicia y el amor entre todos los pueblos. Que en cada rincón de la tierra se escuche su mensaje de salvación y se fortalezca la fe de todos los creyentes. ℟.
2. Por el Papa, para que su ministerio sea colmado de sabiduría y fortaleza, y que, como pastor universal, pueda guiar a la Iglesia en tiempos de incertidumbre y desafío. Que su palabra inspire a todos los cristianos a vivir con autenticidad su fe y a trabajar por la unidad y la reconciliación. ℟.
3. Por la unidad de los cristianos, para que todos los seguidores de Cristo se unan en un solo corazón y una sola fe, superando divisiones y trabajando juntos en la construcción del Reino de Dios. Que los diálogos ecuménicos y el respeto mutuo fortalezcan los lazos entre las diferentes tradiciones cristianas. ℟.
4. Por las naciones, para que busquen la paz y la justicia, y trabajen juntas por el bien común de todos sus habitantes. Que los conflictos sean resueltos con diálogo y entendimiento, y que se promueva el respeto por los derechos humanos y la dignidad de cada persona. ℟.
5. Por los gobernantes, para que actúen con sabiduría y justicia, promoviendo políticas que protejan a los más vulnerables y fomenten el desarrollo integral de sus pueblos. Que su compromiso con el bienestar social sea un reflejo de su responsabilidad ante Dios y la humanidad. ℟.
El Santo Padre termina la plegaria universal:
Te damos gracias, Señor, por escuchar nuestras súplicas. Fortalece a tu Iglesia y a sus pastores, y guíanos siempre por el camino de la verdad y la unidad. Que, en nuestras vidas, se refleje el amor y la esperanza que nos has dado. Por Jesucristo nuestro Señor.
℟. Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
CANTO DE OFERTORIO
(Bendito seas, Señor - F. Palazón)
BENDITO SEAS, SEÑOR,
POR ESTE PAN Y ESTE VINO
QUE GENEROSO NOS DISTE
PARA CAMINAR CONTIGO,
Y SERÁN PARA NOSOTROS
ALIMENTO EN EL CAMINO.
Te ofrecemos el trabajo,
las penas y la alegría,
el pan que nos alimenta
y el afán de cada día. ℟.
Te ofrecemos nuestro barro
que oscurece nuestras vidas
y el vino que no empleamos
para curar las heridas. ℟.
Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al Santo Padre, a los con-celebrantes y al pueblo.
El Santo Padre:
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Luego el Santo Padre, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:
Al venerar la memoria de san Mateo, te presentamos, Señor, nuestras oraciones y ofrendas, y te pedimos humildemente que mires con amor a tu Iglesia, cuya fe alimentaste con la predicación de los Apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
PREFACIO
I de los Apóstoles
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.
El Santo Padre prosigue el prefacio, con las manos extendidas:
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tú, Pastor eterno, no abandonas a tu rebaño, sino que por medio de los santos Apóstoles, lo cuidas y lo proteges siempre, para que sea gobernado por aquellos mismos pastores que le diste como vicarios de tu Hijo.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
SANCTUS
(Santo - A. Mejía)
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu Gloria.
Hosanna, Hosanna, Hosanna en el Cielo.
Hosanna, Hosanna, Hosanna en el Cielo.
Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Hosanna, Hosanna, Hosanna en el Cielo.
Hosanna, Hosanna, Hosanna en el Cielo.
PLEGARIA EUCARÍSTICA I O CANON ROMANO
El Santo Padre
Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas + estos dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, conmigo indigno siervo tuyo que has puesto a la cabeza de tu Iglesia y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica.
CONCELEBRANTE 1:
Acuérdate, Señor, de tus hijos.
Junta las manos y ora unos momentos por quienes tiene la intención de orar.
Y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos,
por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza, a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.
CONCELEBRANTE 2:
Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, San José;
la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián, y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección.
El Santo Padre continua:
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus servidores y de toda tu familia santa;
ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.
El Santo Padre y los concelebrantes extienden las manos sobre las ofrendas, y dice:
Bendice y santifica esta ofrenda, Padre,
haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti,
de manera que se convierta para nosotros en el Cuerpo y la Sangre
de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
Él mismo, la víspera de su Pasión,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan en sus santas y venerables manos, y, elevando los ojos al cielo,
hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos,
dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego dice:
Éste es el Misterio de nuestra fe, Cristo nos redimió
℟. Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
Después el Santo Padre, con las manos extendidas, dice:
Por eso, Padre, nosotros, tus servidores,
y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial
de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa
resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos,
te ofrecemos, Dios de gloria y majestad,
de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda
y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel,
el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
El santo padre se inclina un poco y dice:
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso,
que esta ofrenda sea llevada a tu presencia,
hasta el altar del cielo, por manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición
CONCELEBRANTE 3:
Acuérdate también, Señor,
de tus hijos, que nos han precedido con el signo de la fe
y duermen ya el sueño de la paz.
Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene intención de orar.
A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo,
concédeles el lugar del consuelo,
de la luz y de la paz.
CONCELEBRANTE 4:
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,
que confiamos en tu infinita misericordia,
admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires,
Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé,
Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro,
Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia, y de todos los santos;
y acéptanos en su compañía,
no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
El Santo Padre:
Por Cristo, Señor nuestro.
Por quien sigues creando todos los bienes,
los santificas, los llenas de vida, los bendices
y los repartes entre nosotros.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
RITO DE COMUNIÓN
Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el Santo Padre, con las manos juntas, dice:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Solo el Santo Padre, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
℟. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os dejo, mi paz os doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
El Santo Padre, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, alidde:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
Luego, el diácono añade:
Dense fraternalmente la paz.
AGNUS DEI
(Cordero de Dios - A. Mejía)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Ten piedad de nosotros. Ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Ten piedad de nosotros. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Danos la paz, Danos la Paz, danos la paz
El Santo Padre hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
CANTO DE COMUNIÓN
(Misión - Juan José Briceño, Hermana Margarita de la Encarnación.
V. Wilson A. Castañeda)
Qué hermosos en los montes /y en las colinas/:
los pies del mensajero /que va de prisa/.
Lleva dentro la tienda para su abrigo,
el secreto del Reino y la faz de Cristo.
los pies del mensajero /que va de prisa/.
Lleva dentro la tienda para su abrigo,
el secreto del Reino y la faz de Cristo.
Donde quieras que vayas /estoy contigo/.
Levántate, no temas, /que yo te envío/.
Levántate, no temas, /que yo te envío/.
Yo no tengo palabras, /yo soy un niño/.
Tu verdad me hace libre /pero no atino/
a decir tus secretos ni tus caminos,
ni a revelar tu rostro mientras te sigo.
Tu verdad me hace libre /pero no atino/
a decir tus secretos ni tus caminos,
ni a revelar tu rostro mientras te sigo.
Donde quieras que vayas /estoy contigo/.
Levántate, no temas, /que yo te envío/.
Levántate, no temas, /que yo te envío/.
Tú pusiste en mis manos /grano y vacío/,
herramienta y fatiga, /pan y vasija/.
Tú pusiste la lluvia y el sol fecundo
y la cuenta infinita de tus gavillas.
herramienta y fatiga, /pan y vasija/.
Tú pusiste la lluvia y el sol fecundo
y la cuenta infinita de tus gavillas.
Donde quieras que vayas /estoy contigo/.
Levántate, no temas, /que yo te envío/.
Levántate, no temas, /que yo te envío/.
Siempre estoy comenzando /nueva tarea/,
porque Tú me acompañas y /Tú me guías/,
porque Tú me lo mandas para que sea
un grano de palabra de vida eterna.
porque Tú me acompañas y /Tú me guías/,
porque Tú me lo mandas para que sea
un grano de palabra de vida eterna.
Donde quieras que vayas /estoy contigo/.
Levántate, no temas, /que yo te envío/.
Levántate, no temas, /que yo te envío/.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Luego, de pie en la sede, el Santo Padre, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el Santo Padre, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se hubiera hecho antes. Después el Santo Padre, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:
Hemos participado, Señor, de la alegría de la salvación que experimentó san Mateo al tener de invitado en su casa al mismo Salvador; concédenos nutrirnos siempre con el alimento de aquel que no ha venido a llamar a los justos sino a los pecadores. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN
Después tiene lugar la despedida. El Santo Padre, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espiritu.
℣. Sea Bendito el nombre del Señor.
℟. Ahora y por siempre.
℣. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
℟. Que hizo el cielo y la tierra.
℣. Y la bendición de Dios todopoderoso: Padre, ✠ Hijo, ✠ y Espiritu ✠ Santo.
℟. Amén.
Luego el diácono vuelto hacia el pueblo, dice:
Pueden ir en paz, esta misa ha terminado
℟. Demos gracias a Dios.
Después el Santo Padre venera el altar con un beso, como al comienzo. Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira.
ANTÍFONA MARIANA
(Sub Tuum Praesidium)
Sub tuum praesidium
confugimus,
Sancta Dei Genetrix;
nostras deprecationes ne despicias
in necessitatibus;
sed a periculis cunctis
libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta