— 2025 —
ESPACIO LITÚRGICO
LA IGLESIA
39. Concluida debidamente la construcción, la nueva iglesia sea cuanto antes dedicada, o al menos bendecida, observando las leyes de la sagrada liturgia.
EL ALTAR
40. El altar, o mesa sobre la cual se celebra el sacrificio eucarístico, se denomina fijo, cuando está hecho de piedra u otro material digno; móvil, cuando se usa una mesa.
41. De acuerdo con la costumbre tradicional de la Iglesia, la mesa del altar fijo debe ser de piedra y de una sola piedra natural; pero también puede usarse otro material digno y sólido, a juicio del Obispo diocesano. Sin embargo, los soportes o la base pueden estar hechos de cualquier material.
42. Los altares fijos deben ser dedicados, y los móviles, dedicados o bendecidos, de acuerdo con los ritos prescritos en los libros litúrgicos.
43. El altar pierde la dedicación o bendición si ha sido destruido en gran parte o si es permanentemente reducido a usos profanos, por decreto del Obispo diocesano.
44. Siempre que sea posible, el altar debe construirse separado de la pared, de modo que permita caminar alrededor de él y celebrar la Misa de cara al pueblo. Por su ubicación, ha de ser el centro de convergencia, hacia el cual espontáneamente se dirijan las atenciones de toda la asamblea de los fieles.
45. El altar sobre el cual se celebra debe estar cubierto al menos con un mantel, siempre de color blanco. Jamás deben colocarse sobre el altar manteles de otro tipo.
46. Durante el tiempo de Adviento, adórnese el altar con flores con la moderación que conviene a la índole de este tiempo, de modo que no se anticipe la plena alegría de la Navidad del Señor. Durante la Cuaresma no está permitido adornar el altar con flores. Se exceptúan, sin embargo, el Domingo Laetare (IV de Cuaresma), las solemnidades y las fiestas.
47. La ornamentación con flores debe ser siempre sobria y, en lugar de colocarlas sobre la mesa del altar, deben disponerse preferentemente junto a él.
48. Sobre la mesa del altar, únicamente pueden colocarse los elementos necesarios para la celebración de la Misa, es decir, el Evangeliario desde el inicio de la celebración hasta la proclamación del Evangelio; y desde la presentación de los dones hasta la purificación de los vasos, el cáliz con la patena, la píxide o copón, si es necesaria, y demás objetos sagrados.
49. Además, deben disponerse discretamente los instrumentos que eventualmente sean necesarios para amplificar la voz del sacerdote.
50. Los candelabros con velas –pudiendo ser dos (2) en días feriales, cuatro (4) en días festivos, seis (6) en domingos y días solemnes, y siete (7) si celebra el Obispo Diocesano, el Metropolitano o una dignidad equivalente, así como el Papa–, prescritos para cada acción litúrgica, en señal de veneración y de celebración festiva, se colocan sobre el mismo altar o a su alrededor.
LA CRUZ
51. Sobre el altar, junto a él o detrás, en la pared, debe colocarse también una cruz con la imagen de Cristo crucificado, de modo que la asamblea pueda verla bien. Conviene que, incluso fuera de las acciones litúrgicas, permanezca junto al altar una cruz de este tipo, para recordar a los fieles la pasión salvadora del Señor.
EL AMBÓN
52. Debe haber un ambón fijo y estable y no un simple atril móvil.
53. El ambón puede colocarse a la derecha (preferiblemente), a la izquierda, delante o detrás del altar, siempre que pueda ser visto fácilmente por todos. Normalmente, no debe estar en un nivel más elevado que el altar.
LA SEDE PRESIDENCIAL
54. La sede del sacerdote celebrante debe significar su función de presidente de la asamblea y guía de la oración.
55. Por ello, el lugar más indicado es el fondo del presbiterio, de cara al pueblo, a menos que la arquitectura de la iglesia u otras circunstancias lo impidan; por ejemplo, si el sagrario está ubicado en el centro, detrás del altar.
56. En este caso, la sede del presidente puede colocarse delante del altar o en los laterales de la iglesia, según lo permita la arquitectura.
57. Debe evitarse, sin embargo, todo aspecto de trono o cátedra, debiendo ser siempre una sede sobria.
LA CÁTEDRA EPISCOPAL
58. La Cátedra debe ser única y fija, colocada de tal modo que el Obispo aparezca efectivamente como aquel que preside a toda la comunidad de los fieles.
59. El número de escalones de la cátedra, respetando la estructura de cada iglesia, debe adaptarse para que los fieles puedan ver bien al Obispo.
60. Exceptuados los casos previstos en el Derecho, en la cátedra se sienta únicamente el Obispo diocesano o el Obispo a quien este lo autorice. Para los demás Obispos o Prelados presentes, prepárense asientos especiales en un lugar adecuado, pero sin erigirlos en forma de cátedra.
61. El asiento para el presbítero que celebre en la Iglesia Catedral debe disponerse en un lugar distinto.
OTROS ASIENTOS
62. En el presbiterio deben colocarse también asientos para los sacerdotes concelebrantes.
63. El asiento del diácono debe situarse junto a la sede del celebrante.
64. Para los demás ministros, los asientos deben disponerse de manera que se distingan claramente de los del clero, y desde donde puedan desempeñar fácilmente sus funciones.
LA PILA BAUTISMAL
65. Se puede permitir que haya una Pila Bautismal en las iglesias, especialmente en las parroquias, catedrales y basílicas.
66. Puede situarse cerca del presbiterio o en una capilla propia.
EL SAGRARIO
67. Según la arquitectura de cada iglesia y conforme a los legítimos usos locales, el Santísimo Sacramento debe guardarse en el sagrario, en un lugar de honor en la iglesia, insigne, visible, debidamente ornamentado y adecuado para la oración.
68. El sagrario debe ser único, inamovible, hecho de material sólido e inviolable, no transparente, y cerrado de manera que evite en lo posible todo peligro de profanación. Además, antes de ser destinado al uso litúrgico, conviene que sea bendecido según el rito que prescribe el Ritual Romano.
69. Es recomendable que en el altar donde se celebra la Misa no esté el sagrario donde se reserva la Santísima Eucaristía.
70. El sagrario puede ubicarse:
a) en el presbiterio, fuera del altar de celebración, en la forma y el lugar más convenientes, sin excluir algún altar antiguo que ya no se use para celebrar;
b) en una capilla adecuada para la adoración y oración privada de los fieles, que esté orgánicamente unida a la iglesia y sea visible para los cristianos.
71. Según la costumbre tradicional, junto al sagrario debe arder continuamente una lámpara especial que indique y honre la presencia de Cristo.
LAS IMÁGENES DE LOS SANTOS
72. Las imágenes de los santos deben disponerse en el lugar sagrado de tal manera que los fieles sean conducidos a los misterios de la fe que allí se celebran.
73. Nunca debe faltar en una iglesia la imagen de Nuestro Señor, sea en la forma de Cristo Crucificado, la Cruz que lo simboliza o su Sacratísimo Corazón, además de otras devociones propias a Él.
74. Además de la imagen de Nuestro Señor, se recomienda que toda iglesia tenga una imagen de la Virgen María bajo alguno de sus títulos, así como la imagen del santo patrono (si no es la propia Virgen).
75. Debe procurarse no aumentar exageradamente el número de imágenes de santos y que su disposición siga un orden adecuado, de modo que no distraigan a los fieles de la celebración.
76. En una misma iglesia no debe haber más de una imagen del mismo santo.
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