03 julio 2025

Libreto | Jubileo de los presbíteros - Ordenaciones Presbiterales


LIBRETO 
JUBILEO DE LOS PRESBÍTEROS
ORDENACIÓN DE PRESBÍTEROS 
PRESIDIDA POR EL PAPA PABLO
BASÍLICA DE SAN PEDRO, ROMA.
03.07.2025

RITOS INICIALES

CANTO DE ENTRADA
(Lo Spirito del Signore - M. Frisina)

℟. Lo spirito del Signore è su di me
Lo spirito con l'unzione mi ha consacrato
Lo spirito mi ha mandato ad annunziare ai poveri
Un lieto messaggio di salvezza.

Lo Spirito di sapienza è su di me
Per essere luce e guida sul mio cammino
Mi dona un linguaggio nuovo
Per annunziare agli uomini
La tua parola di salvezza. ℟.

Lo Spirito di fortezza è su di me
Per testimoniare al mondo la sua parola
Mi dona il suo coraggio
Per annunciare al mondo
L'avvento glorioso del tuo regno. ℟.

Lo Spirito dell'amore è su di me
Perché possa dare al mondo la mia vita
Mi dona la sua forza
Per consolare i poveri
Per farmi strumento di salvezza. ℟.

El Santo Padre: 
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 
℟. Amén.

La paz esté con todos ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

ACTO PENITENCIAL

El Santo Padre:
Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos.

Pausa de silencio.

todos dicen en común la fórmula de la confesión general: 
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.  Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. 

El Santo Padre:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. 
℟. Amén.
KYRIE
(Missa de Angelis)

Kyrie, eleison
KYRIE, ELEISON
KYRIE, ELEISON

Christe, eleison
CHRISTE, ELEISON
CHRISTE, ELEISON

Kyrie, eleison
KYRIE, ELEISON
KYRIE, ELEISON

GLORIA
(Missa de ANgrlis)

Gloria in excelsis Deo,
et in terra pax hominibus bonae voluntatis.
Laudamus te,
Benedicimus te,
Adoramus te,
Glorificamus te,
Gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam,
Domine Deus, Rex caelestis, Deus Pater omnipotens.
Domine fili unigenite, Jesu Christe,
Domine Deus, Agnus Dei, Filius patris,
Qui tollis peccata mundi, miserere nobis.
Qui tollis peccata mundi, suscipe deprecationem nostram.
Qui sedes ad dexteram Patris, miserere nobis.
Quoniam tu solus sanctus,
Tu solus Dominus,
Tu solus Altissimus, Jesu Christe,
Cum Sancto Spiritu in gloria Dei Patris. Amen.

ORACIÓN COLECTA

Terminado el himno, el Santo Padre, con las manos juntas, dice: 
Oremos.
 
Y todos, junto con el Santo Padre, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo. Después el Santo Padre, con las manos extendidas, dice la oración colecta:  
Señor y Dios nuestro, que guías a tu pueblo mediante el ministerio de los sacerdotes,
concede a estos diáconos de tu Iglesia, que hoy has elegido para el orden presbiteral,
perseverar en tu servicio, para que, por su vida y su ministerio, busquen solamente tu gloria en Cristo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
℟. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
(Jeremías 1, 4-9)

Tu irás adonde yo te envíe

Lectura del libro del profeta Jeremías  

La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
«Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones.»
Yo respondí: «¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven.»
El Señor me dijo: «No digas: "Soy demasiado joven", porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene.
No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.»
El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: «Yo pongo mis palabras en tu boca.»
 
Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
(Sal 125)

℟. Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré su fidelidad por todas las edades.

Sellé una alianza con mi elegido jurando a David mi servidor, le fundaré un linaje que no terminará, tu trono mantendré eternamente. Encontré a David mi siervo y con óleo sagrado lo ungí, para que mi mano siempre permanezca con él y mi brazo lo haga valeroso. ℟.

Mi fidelidad y mi favor por siempre lo acompañarán y con mi nombre y mi gracia su poder crecerá, mantendré mi alianza eternamente.
Él me invocará tu eres mi padre mi Dios mi roca salvadora y lo haré primogenito con todo el honor excelso entre los reyes de la tierra. ℟.


SEGUNDA LECTURA
(2 Cor 4, 1-2. 5-7)

Predicamos a Cristo Jesús,
y nosotros no somos más
que los servidores de ustedes por amor de Jesús

De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios:

Hermanos:
Investidos misericordiosamente del ministerio apostólico, no nos desanimamos y nunca hemos callado nada por vergüenza, ni hemos procedido con astucia o falsificando la Palabra de Dios. Por el contrario, manifestando abiertamente la verdad, nos recomendamos a nosotros mismos, delante de Dios, frente a toda conciencia humana.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús. Porque el mismo Dios que dijo: «Brille la luz en medio de las tinieblas», es el que hizo brillar su luz en nuestros corazones para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo. Pero nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios.

Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO


Aleluya, aleluya, aleluya.

Io sono il buon pastore, dice il Signore, conosco le mie pecore e le mie pecore conoscono me

℟. Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIO
(Jn 10, 11-16)

El buen Pastor da su vida por las ovejas
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

 Lectura del Santo Evangelio según san Juan.
℟. Gloria a ti, Señor.

Jesús dijo:
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y la dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí - como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre - y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.

℣. Palabra del Señor.
℟. Gloria a ti, Señor Jesús.

LITURGIA DE LA ORDENACIÓN

ELECCIÓN DE LOS CANDIDATOS

Los ordenandos son llamados por el diácono de la forma siguiente: 
Acérquense los que van a ser ordenados presbíteros. 

E inmediatamente los nombra individualmente; cada uno de los llamados dice: 
Presente. 

Permaneciendo los ordenandos de pie ante el Santo Padre, el Cardenal Vicario para la Diócesis de Roma dice: 
Reverendísimo Padre, la santa Madre Iglesia pide que ordenes presbíteros a estos hermanos nuestros. 

El Santo Padre le pregunta:
¿Sabes si son dignos?

Y él responde: 
Según el parecer de quienes los presentan, después de consultar al pueblo cristiano, doy testimonio de que han sido considerados dignos. 

El Santo Padre: 
Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador, elegimos a estos hermanos nuestros para el Orden de los presbíteros. 

Todos dicen: 
Te damos gracias, Señor.

HOMILIA

Momento de silencio para la reflexión personal. 

 PROMESA DE LOS ELEGIDOS

Después de la homilía, solamente los elegidos se levantan y se ponen de pie ante el Santo Padre, quien los interroga, conjuntamente, con estas palabras: 
Queridos hijos: Antes de entrar en el Orden de los presbíreros es necesario que manifiesten ante el pueblo su decisión de recibir este ministerio. 

¿Quieren desempeñar siempre el ministerio sacerdotal en el grado de presbíteros, como fieles colaboradores del Orden episcopal, apacentando el rebaño del Señor bajo la guía del Espíritu Santo? 

Los elegidos, todos a la vez, responden: 
Sí, quiero. 

El Santo Padre: 
¿Quieren desempeñar con dedicación y sabiduría el ministerio de la palabra en la predicación del Evangelio y la exposición de la fe católica? 

Los elegidos: 
Sí, quiero. 

El Santo Padre: 
¿Quieren celebrar con piedad y fidelidad los misterios de Cristo, especialmente el sacrificio de la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación, para alabanza de Dios y santificación del pueblo cristiano, según la tradición de la Iglesia? 

Los elegidos: 
Sí, quiero. 

El Santo Padre: 
¿Quieren implorar, junto con nosotros, la misericordia divina a favor del pueblo que les sea confiado, cumpliendo así el mandato de orar continuamente? 

Los elegidos: 
Sí, quiero. 

El Santo Padre: 
¿Quieren unirse cada día más estrechamente a Cristo, sumo Sacerdote, que por nosotros se entregó al Padre como víctima santa, y consagrarse a Dios junto con él para la salvación de los hombres? 

Los elegidos: 
Sí, quiero, con la gracia de Dios
 
En seguida, cada uno de los elegidos se acerca al Santo Padre y, de rodillas ante él, pone sus manos juntas entre las manos del Santo Padre.

El Santo Padre pregunta al elegido, diciendo: 
¿Prometes obediencia y respeto a mí y a mis sucesores? 

El elegido: 
Sí, prometo

El Santo Padre concluye siempre: 
Que Dios mismo lleve a término esta obra buena que en ti ha comenzado.

 ORACIÓN LITÁNICA

A continuación, todos se levantan. El Santo Padre, dejando la mitra, de pie, con las manos juntas y de cara al pueblo, hace la invitación:
Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que derrame generosamente sus dones sobre estos elegidos para el ministerio de los presbíteros.

Entonces, los elegidos se postran en tierra, y se cantan las letanías; todos responden. En los domingos y durante el Tiempo pascual, se hace estando todos de pie, y en los demás días, de rodillas, en cuyo caso el diácono dice:
Nos ponemos de rodillas.

Concluido el canto de las letanías, el Santo Padre, de pie, y con las manos extendidas, dice:
Señor, Dios nuestro, escúchanos y derrama sobre estos siervos tuyos tu Espíritu Santo y la gracia sacerdotal; concede la abundancia de tus bienes a quienes consagramos en tu presencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.

El diácono, si el caso lo requiere, dice: 
Nos ponemos de pie. 

Y todos se ponen de pie.

IMPOSICIÓN DE LAS MANOS Y PLEGARIA DE ORDENACIÓN

Los elegidos se levantan; se acerca cada uno al Santo Padre, que está de pie delante de la sede y con mitra, y se arrodilla ante él. 

El Santo Padre impone en silencio las manos sobre la cabeza de cada uno de los elegidos. Después de la imposición de las manos del Santo Padre, todos los presbíteros presentes, revestidos de estola, imponen igualmente en silencio las manos sobre cada uno de los elegidos. 

Estando todos los elegidos arrodillados ante él, el Santo Padre, sin mitra, con las manos extendidas, dice la Plegaria de Ordenación:
Asístenos, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, autor de la dignidad humana y dispensador de todo don y gracia; por ti progresan tus criaturas y por ti se consolidan todas las cosas. Para formar el pueblo sacerdotal, tú dispones con la fuerza del Espíritu Santo en órdenes diversos a los ministros de tu Hijo Jesucristo. 

Ya en la primera Alianza aumentaron los oficios, instituidos con signos sagrados. Cuando pusiste a Moisés y Aarón al frente de tu pueblo, para gobernarlo y santificarlo, les elegiste colaboradores, subordinados en orden y dignidad, que les acompañaran y secundaran. 

Así, en el desierto, diste parte del espíritu de Moisés, comunicándolo a los setenta varones prudentes, con los cuales gobernó más fácilmente a tu pueblo. 

Así también hiciste partícipes a los hijos de Aarón de la abundante plenitud otorgada a su padre para que un número suficiente de sacerdotes ofreciera, según la ley, los sacrificios, sombra de los bienes futuros. 

Finalmente, cuando llegó la plenitud de los tiempos, enviaste al mundo, Padre santo, a tu Hijo, Jesús, Apóstol y Pontífice de la fe que profesamos. Él, movido por el Espíritu Santo, se ofreció a ti como sacrificio sin mancha, y habiendo consagrado a los apóstoles con la verdad, los hizo partícipes de su misión; a ellos, a su vez, les diste colaboradores para anunciar y realizar por el mundo entero la obra de la salvación. 

También ahora, Señor, te pedimos nos concedas, como ayuda a nuestra limitación, estos colaboradores que necesitamos para ejercer el sacerdocio apostólico. 

TE PEDIMOS, PADRE TODOPODEROSO, QUE CONFIERAS A ESTOS SIERVOS TUYOS LA DIGNIDAD DEL PRESBITERADO; RENUEVA EN SUS CORAZONES EL ESPÍRITU DE SANTIDAD; RECIBAN DE TI EL SEGUNDO GRADO DEL MINISTERIO SACERDOTAL Y SEAN, CON SU CONDUCTA, EJEMPLO DE VIDA. 

Sean honrados colaboradores del Orden de los Obispos, para que por su predicación, y con la gracia del Espíritu Santo, la palabra del Evangelio dé fruto en el corazón de los hombres, y llegue hasta los confines del orbe. 

Sean con nosotros fieles dispensadores de tus misterios, para que tu pueblo se renueve con el baño del nuevo nacimiento, y se alimente de tu altar; para que los pecados sean reconciliados y sean confortados los enfermos. 

Que en comunión con nosotros, Señor, imploren tu misericordia por el pueblo que se les confía y en favor del mundo entero. 

Así todas las naciones, congregadas en Cristo, formarán un único pueblo tuyo que alcanzará su plenitud en tu Reino. 

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
℟. Amén.

UNCIÓN DE LAS MANOS Y ENTREGA DEL PAN Y EL VINO

Concluida la Plegaria de Ordenación, se sientan todos. El Santo Padre recibe la mitra. Los ordenados se levantan. Los presbíteros presentes vuelven a su puesto; pero algunos de ellos colocan a cada ordenado la estola al estilo presbiteral y le visten la casulla. 

Luego, el Santo Padre toma el gremial y, oportunamente informado el pueblo, unge con el sagrado crisma las palmas de las manos de cada ordenado, arrodillado ante él, diciendo: 
Jesucristo, el Señor, a quien el Padre ungió con la fuerza del Espíritu Santo, te auxilie para santificar al pueblo cristiano y para ofrecer a Dios el sacrificio.

A continuación, los fieles llevan el pan sobre la patena y el cáliz ya con el vino y el agua, para la celebración de la Misa. El diácono lo recibe y se lo entrega al Santo Padre, quien a su vez lo pone en las manos de cada uno de los ordenados, arrodilla dos ante él, diciendo: 
Recibe la ofrenda del pueblo santo para presentarla a Dios. Advierte bien lo que vas a realizar, imita lo que tendrás en tus manos y configura toda tu vida con el misterio de la cruz del Señor.

Finalmente, el Santo Padre da a cada uno de los ordenados el beso de paz, diciendo: 
La paz sea contigo. 

El ordenado responde: 
Y con tu espíritu. 

Y lo mismo hacen todos o al menos algunos de los presbíteros presentes. 

Prosigue la Misa como de costumbre. Si lo indican las rúbricas, se dice el Símbolo de la fe. Se omite la oración universal. 

LITURGIA EUCARÍSTICA

CANTO DE OFERTORIO
(Ubi Caritas)

Ubi caritas et amor, Deus ibi est.
Congregavit nos in unum Christi amor.
Exsultemus, et in ipso jucundemur.
Timeamus, et amemus Deum vivum.
Et ex corde diligamus nos sincero.
Ubi caritas et amor, Deus ibi est.
Congregavit nos in unum Christi amor.
Christi amor. Amen. 


Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al Santo Padre, a los con-celebrantes y al pueblo.

El Santo Padre:
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Luego el Santo Padre, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:  
Dios y Padre nuestro, tú has querido que tus sacerdotes sean ministros del altar y de tu pueblo; te rogamos que, por la fuerza de este sacrificio, su ministerio sea siempre de tu agrado y dé frutos perdurables en tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén. 

PREFACIO
I de los Apóstoles

℣. Dominus vobiscum.
℟. Et cum spiritu tuo.

℣. Sursum corda.
℟. Habemus ad Dominum.

℣. Gratias agamus Domino Deo nostro.
℟. Dignum et iustum est.

El Santo Padre prosigue el prefacio, con las manos extendidas:  
Vere dignum et iustum est, æquum et salutare, nos tibi semper et ubique gratias agere: Domine, sancte Pater, omnipotens æterne Deus:

Qui Unigenitum tuum Sancti Spiritus unctione novi et æterni testamenti constituisti Pontificem, et ineffabili dignatus es dispositione sancire, ut unicum eius sacerdotium in Ecclesia servaretur.

Ipse enim non solum regali sacerdotio populum acquisitionis exornat, sed etiam fraterna homines eligit bonitate, ut sacri sui ministerii fiant manuum impositione participes.

Qui sacrificium renovent, eius nomine, redemptionis humanæ, tuis apparantes filiis paschale convivium, et plebem tuam sanctam caritate præveniant, verbo nutriant, reficiant sacramentis.

Qui, vitam pro te fratrumque salute tradentes, ad ipsius Christi nitantur imaginem conformari, et constanter tibi fidem amoremque testentur.

Unde et nos, Domine, cum Angelis et Sanctis universis tibi confitemur, in exsultatione dicentes:

SANCTUS
(Missa de Angelis)

Sanctus, Sanctus, Sanctus
Dominus, Deus Sabaoth

Pleni sunt cæli et terra gloria tua
Hosanna, in excelsis

Benedictus qui venit in nomine Domini
Hosana, in excelsis

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

El Santo Padre, con las manos extendidas, dice:  
VERE Sanctus es, Dómine,
et mérito te laudat omnis a te cóndita creatúra,
quia per Fílium tuum,
Dóminum nostrum Iesum Christum,
Spíritus Sancti operánte virtúte,
vivíficas et sanctíficas univérsa,
et pópulum tibi congregáre non désinis,
ut a solis ortu usque ad occásum
oblátio munda offerátur nómini tuo.

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice: 
Súpplices ergo te, Dómine, deprecámur, ut hæc múnera, quæ tibi sacránda detúlimus, eódem Spíritu sanctificáre dignéris,

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
ut Corpus et  Sanguis fiant
Fílii tui Dómini nostri Iesu Christi, cuius mandáto hæc mystéria celebrámus.

Ipse enim in qua nocte tradebátur

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
accépit panem
et tibi grátias agens benedíxit,
fregit, dedítque discípulis suis, dicens: 

ACCÍPITE ET MANDUCÁTE EX HOC OMNES: HOC EST ENIM CORPUS MEUM, QUOD PRO VOBIS TRADÉTUR.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.

Después prosigue: 
Símili modo, postquam cenátum est,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
accípiens cálicem,
et tibi grátias agens benedíxit,
dedítque discípulis suis, dicens:

ACCÍPITE ET BÍBITE EX EO OMNES:
HIC EST ENIM CALIX SÁNGUINIS MEI
NOVI ET ÆTÉRNI TESTAMÉNTI,
QUI PRO VOBIS ET PRO MULTIS EFFUNDÉTUR
IN REMISSIÓNEM PECCATÓRUM.
HOC FÁCITE IN MEAM COMMEMORATIÓNEM.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.

Luego dice: 
Mystérium fídei.
℟. Mortem tuam annuntiámus, Dómine,
et tuam resurrectiónem confitémur, donec vénias.

Después el Santo Padre, con las manos extendidas, dice: 
Mémores ígitur, Dómine, eiúsdem Fílii tui salutíferæ passiónis necnon mirábilis resurrectiónis et ascensiónis in cælum, sed et præstolántes álterum eius advéntum, offérimus tibi, grátias referéntes, hoc sacrifícium vivum et sanctum.

Réspice, quǽsumus, in oblatiónem Ecclésiæ tuæ et, agnóscens Hóstiam, cuius voluísti immolatióne placári, concéde, ut qui Córpore et Sánguine Fílii tui refícimur, Spíritu eius Sancto repléti, unum corpus et unus spíritus inveniámur in Christo.

C1: Ipse nos tibi perfíciat munus ætérnum, ut cum eléctis tuis hereditátem cónsequi valeámus, in primis cum beatíssima Vírgine, Dei Genetríce, María, cum beato Ioseph, eius Sponso, cum beátis Apóstolis tuis et gloriósis Martýribus et ómnibus Sanctis, quorum intercessióne perpétuo apud te confídimus adiuvári.

C2: Hæc Hóstia nostræ reconciliatiónis profíciat, quaésumus, Dómine, ad totíus mundi pacem atque salútem. Ecclésiam tuam, peregrinántem in terra, in fide et caritáte firmáre dignéris cum fámulo tuo Papa nostro Benedicto, cum episcopáli órdine et univérso clero
et omni pópulo acquisitiónis tuæ.

Votis huius famíliæ, quam tibi astáre voluísti, adésto propítius. Omnes fílios tuos ubíque dispérsos tibi, clemens Pater, miserátus coniúnge.

+ Fratres nostros defúnctos et omnes qui, tibi placéntes, ex hoc sǽculo transiérunt,
in regnum tuum benígnus admítte, ubi fore sperámus, ut simul glória tua perénniter satiémur, 

Junta las manos. 
per Christum Dóminum nostrum, per quem mundo bona cuncta largíris.

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
Per ipsum, et cum ipso, et in ipso, est tibi Deo Patri omnipoténti, in unitáte Spíritus Sancti, omnis honor et glória per ómnia sǽcula sæculórum. 
℟. Amén.  

RITO DE COMUNIÓN

Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el Santo Padre, con las manos juntas, dice:
Præcéptis salutáribus móniti, et divína institutióne formáti, audémus dícere:

Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificétur nomen tuum; advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in tentatiónem; sed líbera nos a malo.

Solo el Santo Padre, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbera nos, quǽsumus, Dómine, ab ómnibus malis, da propítius pacem in diébus nostris, ut, ope misericórdiæ tuæ adiúti, et a peccáto simus semper líberi et ab omni perturbatióne secúri: exspectántes beátam spem et advéntum Salvatóris nostri Iesu Christi.
℟. Quia tuum est regnum, et potéstas, et glória in sǽcula.

Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Dómine Iesu Christe, qui dixísti Apóstolis tuis: Pacem relínquo vobis, pacem meam do vobis: ne respícias peccáta nostra, sed fidem Ecclésiæ tuæ; eámque secúndum voluntátem tuam pacificáre et coadunáre dignéris.

Junta las manos. 
Qui vivis et regnas in sǽcula sæculórum.
℟. Amén. 

El Santo Padre, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, alidde: 
Pax Dómini sit semper vobíscum.
℟. Et cum spíritu tuo. 

Luego, el diácono añade: 
Offérte vobis pacem.

AGNUS DEI
(Missa Cunctipotens Genitor Deus)

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis. 

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis. 

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: dona nobis pacem.

El Santo Padre hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Ecce Agnus Dei, ecce qui tollit peccáta mundi. Beáti qui ad cenam Agni vocáti sunt.
℟. Dómine, non sum dignus, ut intres sub téctum meum, sed tantum dic verbo, et sanábitur ánima mea.

ANTIFONA DE COMUNIÓN
(Ave Verum Corpus)

Ave, ave verum corpusnatum de Maria Virgine.Vere passum, immolatumin cruce pro homine:Cuius latus perforatumunda fluxit et sanguine:Esto nobis praegustatumin mortis examine.
CANTO DE COMUNIÓN
(Anima Christi - M. frisina)

℟. Anima Christi, sanctifica me
Corpus Christi, salva me
Sanguis Christi, inebria me
Aqua lateris Christi, lava me

Passio Christi, conforta me
O bone Iesu, exaudi me
Intra vulnera tua
Absconde, absconde me. ℟.

Ne permittas a te me separari
Ab hoste maligno defende me
In hora mortis meae
Voca me, voca me. ℟.

Et iube me venire ad te
Ut cum Sanctis tuis laudem te
Per infinita saecula
Saeculorum, amen. ℟.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Luego, de pie en la sede, el Santo Padre, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
 
Y todos, junto con el Santo Padre, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se hubiera hecho antes. Después el Santo Padre, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:
Te pedimos, Padre,
que la participación en este sacrificio
dé nueva vida a tus sacerdotes y a todos tus hijos,
para que, unidos a ti en el amor, puedan servirte dignamente.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN

Después tiene lugar la despedida. El Santo Padre, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:  
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tú espirítu .
 
El diácono dice:  
Inclínense para recibir la bendición.

℣. Dios, que dirige y gobierna la Iglesia, los guíe siempre con su gracia para que cumplan fielmente el ministerio presbiteral.
℟. Amén.

℣. Él los haga servidores y testigos en el mundo de la verdad y del amor divino, y ministros fieles de la reconciliación.
℟. Amén.

℣.Y también los haga pastores verdaderos que distribuyan la Palabra de la vida y el Pan vivo, para que los fieles crezcan en la unidad del cuerpo de Cristo.
℟. Amén.

℣. Y a todos ustedes, que están aquí reunidos, los bendiga Dios todopoderoso, Padre, + Hijo, + y Espíritu + Santo,
℟. Amén.

Luego el diácono vuelto hacia el pueblo, dice:
Podéis ir en paz.
℟. Demos gracias a Dios.
Después el Santo Padre venera el altar con un beso, como al comienzo. Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira.

ANTÍFONA MARIANA
(Sub Tuum Praesidium)

Sub tuum praesidium
confugimus,
Sancta Dei Genetrix;
nostras deprecationes ne despicias
in necessitatibus;
sed a periculis cunctis
libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta