PAVLVS, EPISCOPVS,
SERVVS SERVORVM DEI
Al estimado hijo, Mons. Pablo, Card. Kynast, electo Vicario General para la diócesis de Roma, salud, paz y bendición apostólica.
Las palabras del apóstol Pablo al invitarnos a llevar unos las cargas de otros y lograr así el cumplimiento de la ley de Cristo (cf. Gál 6,2), han de resonar en el corazón de aquél que ha sido llamado a compartir el peso de un ministerio pastoral, sobre todo en el contexto de una Iglesia llena de significado como lo es la diócesis de Roma, aquella que, por la divina disposición me ha sido confiada como sucesor del Apóstol Pedro.
Es durante el ejercicio del cuidado de esta porción del pueblo de Dios en la que nos convertimos en ejemplo y faro para los demás y reconocemos con sincera humildad la necesidad de contar con hombres fieles, que, convertidos en colaboradores cercanos y se mantengan movidos por la caridad pastoral y el amor a la Iglesia se conviertan en verdaderos compañeros en la valiosa tarea de anunciar en el Evangelio, gobernar pastoralmente y acompañar la espiritualidad de nuestra comunidad.
Del mismo modo que Moisés contaba con Aarón y Hur para sostener sus brazos durante la batalla (Cf. Ex, 17,12) como nos relata el libro del Éxodo, de la misma manera el obispo de Roma, hombre llamado a servir como un guía a toda la Iglesia, mantiene la necesidad de confiar la vida ordinaria de su diócesis a un vicario, que, en su nombre y con su autoridad, le acompañe a gobernar con sabiduría, con misericordia y con firmeza.
Por tanto, después de una madura reflexión y discernimiento, nos, en virtud de nuestra autoridad pastoral y conforme a las diversas disposiciones del Derecho Canónico, NOMBRAMOS al venerable hermano Mons. Pablo, Card. Kynast como Vicario General para la diócesis de Roma, confiriendole así, la apreciable tarea de velar por el bien espiritual y pastoral de nuestra amada diócesis, coordinar en conjunto el trabajo de los presbiteros y diáconos, custodiar la unidad y mantener asegurada cualquier acción eclesial en esta sede, para que, así, manteniendose fiel al Evangelio, mantenga su comunión con el romano Pontífice.
Deseamos que el nuestro hermano Pablo sepa mantener el ejercicio de esta misión con evangelica humildad, cuidado apostólico y con una actitud de padre amoroso y que su actitud sea signo de comunión, manteniendo siempre firme la construcción de la paz, la unidad y defendiendo la verdad.
Confío su ministerio a la intercesión de los Santos Pedro y Pablo, visibles columnas de la Iglesia de Roma y a la maternal protección de la Santísima Virgen María, Salus Populi Romani, para que, sintiendose sostenido por su amoroso auxilio cumpla con alegría y fidelidad esta nueva responsabilidad.
Dado en Roma, en Letrán, a los veintitrés días del mes de julio del año Santo de la Esperanza dos mil veinticinco, primero de nuestro pontificado.
✠ Pavlvs Pp
Pontifex Maximvs