24 junio 2025

Mensaje - Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

                             

Les saludamos de antemano deseándoles que la gracia y la paz de Cristo estén con todos ustedes.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Como Prefecto de la Unidad de los Cristianos, me veo en la necesidad de pronunciarme ante los recientes acontecimientos que han sacudido en nuestra comunión fraterna. Lamento profundamente las palabras, actitudes y enfrentamientos públicos protagonizados por varios miembros de nuestro clero, que lejos de reflejar el amor de Cristo, han sembrado división, burla y escándalo.

No se trata solo de palabras ofensivas, se ha tocado lo más delicado: el respeto mutuo, la dignidad sacerdotal, y la figura del Santo Padre, a quien debemos obediencia y respeto. No es mi función señalar a nadie, sino recordarles que "todos sabrán que son mis discípulos si se aman los unos a los otros" (Jn 13,35). Y lo ocurrido ha sido todo menos un signo de amor.

Reitero: no se puede construir unidad sobre la base de la humillación, la provocación ni el culto a las palabras imprudentes. No se puede defender la verdad si se pisotea la caridad. Como prefecto de esta sagrada misión, les exhorto a una inmediata reconciliación, a pedir perdón públicamente si han ofendido públicamente, y a reparar el daño causado.

Si alguno cree que el insulto o la burla lo hace más valiente, que recuerde: Cristo no insultó desde la cruz, el perdonó. Si alguno cree que tiene razón, que la defienda como cristiano, sin destruir al hermanoY si alguno cree que esto es un juego, entonces quizá está en el lugar equivocado.

Por este medio, y en ejercicio de las facultades que me han sido conferidas, emito una advertencia: este comunicado constituye el último llamado al orden, al respeto y a la unidad. De repetirse comportamientos de esta índole, se procederá a aplicar las sanciones pertinentes, conforme a las normas canónicas y comunitarias vigentes. No es el deseo de esta Prefectura castigar, sino reconstruir los lazos rotos, restaurar la paz, y recordar que somos un solo Cuerpo en Cristo, llamados no a la contienda, sino a la comunión.

Ya no permitiré, mientras Dios me conceda esta misión, que la unidad que tanto cuesta construir, se destruya por egos heridos o por resentimientos acumulados. A todos les invito al silencio, a la oración, al perdón y a la humildad, y si es necesario, a dar un paso atrás, por el bien de la comunión.


Dado en Roma, en la Ciudad del Vaticano a los veinticuatro dias del mes de junio del año dos mil veinticinco.

 Ecxmo. Sr. Obispo Uriel García  
Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos