29 abril 2025

Constitución Apostólica | "ET REPARABITUR DOMUS DEI"

 CONSTITUCIÓN APOSTOLICA
"ET REPARABITUR DOMUS DEI"
DEL SUMO PONTIFICE
BENEDICTO
PARA LA REHABILITACIÓN
DE LA ARQUIDIÓCESIS DE GUADALUPE


BENEDICTVS, EPISCOPVS,
SERVVS SERVORVM DEI


AD PERPETVAM REI MEMORIAM

A los venerables hermanos en el episcopado, a los presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas y a todos los fieles laicos esparcidos por el mundo, gracia y paz en Cristo Jesús, el Señor.

PRÓLOGO

1. La Iglesia de Cristo, como columna y fundamento de la verdad (cf. 1 Tim 3,15), se sostiene no por las fuerzas humanas, sino por la gracia inagotable de su Señor. Aunque pueda verse sacudida por tempestades, heridas por el pecado o dividida por el error, jamás será abandonada, pues Cristo ha prometido: “yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).

2. Desde los comienzos del anuncio evangélico, la misión de la Iglesia ha sido al mismo tiempo siembra, edificación y restauración. Edificar nuevas comunidades, fortalecer las existentes y restaurar aquellas que han sufrido ruina espiritual son tareas inseparables del mandato misionero recibido del Resucitado. En cada tiempo y circunstancia, la Esposa de Cristo, guiada por el Espíritu Santo, se adapta con sabiduría para ofrecer a todos el testimonio fiel de la redención.

3. En este espíritu, movidos por la solicitud pastoral hacia una porción del Pueblo de Dios que, tras haber florecido con fuerza apostólica, atravesó dolorosas divisiones, determinamos con paternal solicitud la rehabilitación canónica de la Arquidiócesis de Nuestra Señora de Guadalupe, como signo visible de unidad restaurada, renovación misionera y esperanza cristiana.

CAPÍTULO I 
LA DIGNIDAD HISTÓRICA DE 
LA IGLESIA GUADALUPANA

4. La Diócesis de Nuestra Señora de Guadalupe fue erigida solemnemente el día 12 de diciembre del año 2022, solemnidad de la Santísima Virgen María de Guadalupe, por el Sumo Pontífice Juan Diego Magno, con el deseo de consolidar pastoralmente una comunidad creciente y vibrante en la fe.

5. Su pronta elevación al rango de Arquidiócesis, efectuada por nuestro predecesor, el Papa Gregorio,  respondió a la abundancia de vocaciones, a la madurez eclesial de sus instituciones y al vigor misionero que brotaba de sus parroquias, movimientos y obras de caridad. 

6. Su historia, aunque breve, fue profundamente fecunda. Su clero trabajaba con celo en la enseñanza de la fe y la celebración digna de los sacramentos. El Pueblo de Dios vivía la liturgia con piedad, y la devoción a la Virgen de Guadalupe era motor de evangelización. 

7. Esta etapa de florecimiento, sin embargo, fue súbitamente interrumpida. En el mes de junio del año 2024, ocurrió una dolorosa fractura: cuando —engañados por el humo de Satanás (cf. S. Pablo VI)— pastores de esta arquidiócesis, junto con otros obispos, se alzaron en rebeldía contra la comunión con esta Sede Apostólica, rechazando el magisterio legítimo, la sana doctrina, la unidad y la disciplina, arrastrando consigo a parte del rebaño y creando un cisma que desgarró a la Iglesia.

CAPÍTULO III
REHABILITACIÓN Y NUEVA ESPERANZA

8. Hoy, con gratitud a Dios y conscientes de la etapa histórica que vivimos, consideramos que ha llegado el tiempo oportuno para rehabilitar plenamente la Arquidiócesis de Nuestra Señora de Guadalupe, restaurando su dignidad metropolitana y su función  como cabeza de una provincia que aún conserva miembros sedientos de verdad y comunión.

9. En virtud de nuestra suprema autoridad apostólica, ordenamos la plena rehabilitación de dicha Arquidiócesis, con sede en la Ciudad de Guadalupe, cuya nueva Catedral, dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe, ha sido solemnemente edificada como signo visible de esta restauración. Desde allí resonará de nuevo el Evangelio, y brotarán los sacramentos como fuentes de gracia.

10. Confiamos a esta Arquidiócesis una misión particular: ser instrumento de reconciliación para quienes han sido heridos por la división, escuela de fidelidad al Magisterio para las nuevas generaciones, y signo de la maternidad de la Iglesia, que nunca abandona a sus hijos, incluso cuando se han alejado.

Las tareas prioritarias de la arquidiócesis serán:
    a) Reconstituir el presbiterio diocesano,
    b) Reactivar las parroquias y comunidades eclesiales de base,
    c) Promover la catequesis conforme la Iglesia Católica,
    d) Fomentar una liturgia digna y viva,
   e) Establecer vínculos sólidos con las demás Iglesias particulares.

11. El nombramiento del nuevo Arzobispo Metropolitano de esta Arquidiócesis será realizado mediante Bula Apostólica separada, en la cual se confiará a un pastor capaz de guiar esta etapa de restauración con humildad, sabiduría y firmeza apostólica.

CONCLUSIÓN

12. Encomendamos esta rehabilitación al patrocinio materno de Nuestra Señora de Guadalupe, quien, apareciéndose en el Tepeyac, dijo con ternura: “¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?” (cf. Nican Mopohua). Que ella, Madre de la Iglesia y Estrella de la Evangelización, vele por esta Iglesia particular y la conduzca a una renovada fecundidad.

13. Confiamos también en la intercesión de los santos mártires, que no dudaron en entregar su vida por la unidad de la Iglesia, y de San Juan Diego, humilde vidente y servidor fiel, modelo de obediencia y testigo del amor mariano.

14. Encomendamos la ejecución de esta Constitución al Dicasterio para los Obispos y a la Nunciatura Apostólica, y rogamos a todos los fieles que acojan esta noticia con espíritu de comunión, esperanza y acción de gracias.

Dado en Roma, en Letrán, a los treinta días del mes de abril del Año Santi de la Esperanza dos mil veinticinco, segundo de nuestro pontificado.

 Benedictus Pp
Pontifex Maximvs

Et nos,

 Mons. Pablo Kynast
        Nuncio Apostólico

 Mons. Ángel, Card. Castillo
        Prefecto del Dicasterio para los Obispos