Considerando la misión de la Iglesia de guiar a los fieles en la verdad y la caridad (cf. Efesios 4:15), y la autoridad conferida a la Sede de Pedro para mantener la unidad de la fe (cf. Mateo 16:18-19), hemos revisado las actas y resultados del Concilio de Compostela. Dicho concilio, iniciado por mi predecesor Gregorio P.p en el pasado octubre de dos mil veintitres (2023); pretendía profundizar en aspectos pastorales y litúrgicos, pero se ha encontrado con ciertas irregularidades que requieren una clarificación oficial.
Aunque el Concilio de Compostela contó con la debida autorización apostólica, no se ejecutó con el dinamismo y la actividad requeridos para un concilio de su naturaleza.
Por tanto, en virtud de la autoridad conferida a la Sede Apostólica y en consulta con la Congregación para los Obispos, declaro:
- Se invalida en su totalidad el Concilio de Compostela. Todo lo tratado y aprobado en el mencionado concilio carece de validez y efecto en la vida de la Iglesia.
- Las resoluciones, decretos y documentos emitidos durante el mismo, si los hubiera, quedan formalmente anulados.
Este decreto se emite con el fin de proteger la integridad de la fe y la disciplina eclesiástica, en conformidad con la Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia (cf. 2 Timoteo 1:13-14).
Por tanto, exhorto a toda la Comunidad Católica de Minecraft a mantenerse firme en la fe y en la unidad con la Iglesia Universal. Es crucial que sigamos las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo y las directrices establecidas por la Sede Apostólica. Como se nos recuerda en la carta a los Hebreos: "Mantengámonos firmes sin fluctuar en la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió" (Hebreos 10:23).
Les invito a orar fervientemente por la unidad y la guía del Espíritu Santo, para que nuestra comunidad crezca en amor y santidad. Que cada uno de nosotros sea un testimonio vivo del Evangelio, llevando la luz de Cristo a todos los rincones del mundo, incluso en los espacios digitales donde nos reunimos.
Que el Espíritu Santo continúe iluminando a todos los fieles en el camino de la verdad y la caridad, y que la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, interceda por todos nosotros.
Dado en Roma, en Letrán, sellado con el Anillo del Pescador, a los veintiocho días del mes de julio del año del Señor de dos mil veinticuatro, primero de nuestro pontificado.
✠ Emmo. Sr. Cardenal, Mons. Nicolas Quintero
Subsecretario de Estado