PAPA BENEDICTO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles, 15 de mayo de 2024
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Primera Catequesis sobre la Vocación
Queridos hermanos y hermanas, en esta primera catequesis sobre la Vocación en el relato del Génesis, encontramos la historia de la Vocación de Abraham, un episodio que trasciende el tiempo y nos brinda valiosas lecciones sobre la fe, la obediencia y la confianza en la providencia de Dios.
En el capítulo 12, versículos 1 al 5, Dios llama a Abram, más tarde conocido como Abraham, a abandonar su tierra natal, su parentela y la casa de su padre, para dirigirse hacia una tierra desconocida que Dios mismo le mostraría. Este llamado no solo implicaba un cambio geográfico, sino que también representaba un cambio de vida radical, una transformación interior profunda en la que Abram tendría que confiar plenamente en la guía y las promesas de Dios.
La primera enseñanza que podemos extraer de esta narrativa es la importancia de la escucha atenta a la voz de Dios y la disposición a responder a Su llamado. En un mundo lleno de distracciones y ruidos, a menudo es difícil discernir la voluntad de Dios en medio del bullicio cotidiano. Sin embargo, Abram nos muestra que la clave está en abrir nuestro corazón y nuestra mente a la voz de Dios, dispuestos a seguir Su dirección, incluso si nos lleva por caminos desconocidos y desafiantes.
El texto bíblico también nos revela la promesa de bendición para Abram y sus descendientes. Dios le asegura a Abram que hará de él una gran nación, lo bendecirá, engrandecerá su nombre y lo convertirá en una bendición para otros. Esta promesa no solo se limita a Abraham y su familia, sino que se extiende a todas las generaciones futuras, a todos los linajes de la tierra que serán bendecidos a través de él.
La historia de la Vocación de Abraham nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vocación y propósito en la vida. Así como Abraham fue llamado a ser una bendición para otros, cada uno de nosotros también ha sido dotado con talentos, dones y una vocación única para ser una luz en medio de la oscuridad, un testimonio vivo del amor y la gracia de Dios en el mundo.
Al igual que Abraham, enfrentaremos desafíos, pruebas y momentos de incertidumbre en nuestro camino de fe. Sin embargo, la historia de Abraham nos recuerda que la fidelidad de Dios es constante, que Su promesa de bendición es segura y que Él nos acompañará en cada paso del camino, fortaleciéndonos, consolándonos y guiándonos con Su mano amorosa.
El discernimiento vocacional nos invita a escuchar la voz de Dios con atención y a estar abiertos a Su dirección para comprender cuál es Su plan único y especial para cada uno de nosotros. Para embarcarnos en este viaje de descubrimiento, es esencial cultivar una vida de oración y silencio interior, permitiéndonos así sintonizar con la suave voz de Dios en medio del ajetreo diario.
A través de la oración, establecemos una conexión íntima con Él, lo que nos ayuda a conocer la voluntad de Dios y a interpretar los signos que Él nos envía a lo largo de nuestra travesía. Además, el discernimiento vocacional requiere una mirada honesta hacia nuestro interior, examinando nuestras motivaciones, habilidades, pasiones y circunstancias de vida para descubrir cómo podemos servir mejor en el mundo de acuerdo con el designio de Dios.
Este proceso no se realiza en soledad; la reflexión personal se enriquece con la orientación espiritual y el sabio consejo de otros. A pesar de las confusiones y desafíos que puedan surgir en el camino, es crucial mantener la fe y la confianza en Dios, permaneciendo receptivos a Su voluntad. Así, con valentía y generosidad al responder a Su llamado, encontramos la plenitud y la alegría que provienen de alinearnos con Su plan para nosotros.
Cada uno de nosotros, al discernir nuestro llamado vocacional, busca encontrar claridad, paz y fortaleza en la amorosa guía de Dios. Que Su luz ilumine y dirija cada uno de nuestros pasos, permitiéndonos abrazar con confianza la senda que Él ha trazado para nosotros. ¡Que en cada decisión y acción podamos reflejar la voluntad divina y experimentar la plenitud de vida que proviene de seguir Su camino!
Que la historia de la Vocación de Abraham nos inspire a escuchar la voz de Dios con atención y humildad, a confiar en Sus promesas inquebrantables y a seguir Su voluntad con valentía y determinación. Que nuestras vocaciones sean fuentes de esperanza, amor y reconciliación en un mundo necesitado de luz y verdad. Que, al seguir el ejemplo de Abraham, podamos ser testigos vivos del poder transformador de la fe y la obediencia a Dios. ¡Que así sea!