GREGORIVM, EPISCOPVS,
SERVVS SERVORVM DEI
Al venerable hermano Fernando Tovar, hasta ahora Obispo Titular de la Diócesis de Sta. Maria de Guadalupe, al hermano Diego Hernández de Jesús, Obispo Auxiliar de la misma, y a todos los que lean este reconocimiento, mi saludo y bendición apostólica.
Considerando la importancia y el crecimiento constante de la Diócesis de Santa María de Guadalupe, y reconociendo la labor incansable y el compromiso pastoral del Obispo Diocesano Fernando Tovar y del Obispo Auxiliar Diego Hernández, hemos decidido elevar dicha diócesis a la categoría de Arquidiócesis, con la intención de fortalecer y ampliar el ministerio evangelizador en esta región.
Por lo tanto, en virtud de nuestra autoridad apostólica, declaramos y decretamos lo siguiente:
1. La Diócesis de Santa María de Guadalupe se elevará a la dignidad de Arquidiócesis, con todos los derechos y privilegios que esta nueva categoría otorga, incluyendo la facultad de establecer y supervisar diócesis sufragáneas en su territorio.
2. El Obispo Diocesano Fernando Tovar será nombrado Arzobispo Metropolitano de la recién creada Arquidiócesis de Santa María de Guadalupe. Reconocemos su dedicación pastoral, su sabiduría y su amor por el rebaño confiado a su cuidado. Le exhortamos a continuar guiando a los fieles con fidelidad y humildad, y a velar por el crecimiento espiritual y el bienestar de todos los católicos de la región.
3. El Obispo Auxiliar Diego Hernández será elevado al rango de Obispo Coadjutor de la Arquidiócesis de Santa María de Guadalupe. Valoramos su servicio ejemplar, su sabiduría y su entrega a la Iglesia. Le instamos a continuar apoyando al Arzobispo Metropolitano y a colaborar en el ministerio pastoral de la Arquidiócesis con diligencia y amor fraterno.
Con este decreto, manifestamos nuestro deseo de promover la evangelización en la región de Santa María de Guadalupe, así como de reconocer y honrar la dedicación de los líderes eclesiásticos que han servido fielmente a la Iglesia en este lugar.
Dado en Roma, en el Palacio Apostólico, al día diecinueve del mes de julio del año del Señor dos mil veintitrés, primero de nuestro Pontificado.