29 mayo 2025

ROGITO | SU SANTIDAD BENEDICTO

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APOSTOLICÆ SEDE VACANS
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ROGITO POR EL PÍO TRANSITO 
DE SU SANTIDAD EL PAPA BENEDICTO

En este año, el año de gracia, año Santo de la esperanza, después de haber completado su peregrinar terrenal y terminar su misión como sucesor del apóstol Pedro dentro de nuestra comunidad, el siervo de los siervos de Dios, su Santidad Benedicto, fué llamado por el padre celestial al retorno de su casa. El día 26 de mayo, marcando el reloj las 14:45 horas, después de haberse entregado totalmente a la Iglesia, siempre sin reserva alguna ni desamparo y siempre manteniendo el humilde y puro corazón del buen pastor, pasó de este mundo al Padre. Durante toda su vida le demostró a la Iglesia un gran amor, un constante cántico que pedía servicio y unidad, siempre caracterizado por un sólido testimonio de fidelidad a la verdad del Evangelio y de la gran belleza que demuestra una comunión eclesial.

Ulises Vargas, quien después sería reconocido por las comunidades virtuales y mencionado con gran cariño, nació en Italia un 14 de noviembre, en el seno amoroso de una familia profundamente creyente y generosa. Hijo de Pietro Vargas, un reconocido hombre, entregado a la educación y la formación de conciencias, y de Estela, una mujer con gran corazón que era valiente y tierno, quien siempre se dedicó al cuidado de los valores de su hijo. Era cotidiano que la oración se convirtiera en un alimento espiritual.

Desde joven fue movido por un ardiente deseo de buscar a Dios, y, tras haber presenciado un evento significativo en su vida, ingresó al seminario un 20 de julio del año del señor, cuando tenía apenas 17 años de edad. Esa decisión, tomada por un joven entusiasmado, no era una huída, sino, que era la respuesta al haber escuchado el llamado inconfundible del buen pastor. Siempre se entregó con gran esmero a sus estudios, a su oración y a llevar una vida en comunidad. Realizó sus diversos estudios en la ciudad eterna de Roma y en la arquidiócesis de San José. En cada lugar que visitaba dejaba huellas grandes repletas de sabiduría y de santidad.

Fue ordenado diácono un día 12 de mayo y presbitero un 7 de junio, convirtiéndose de esta manera en un instrumento de reconciliación y un ejemplar servidor del evangelio. Todo su ministerio sacerdotal se vió caracterizado por mantener una cercanía con los vulnerables, la atención a los miembros recién ingresados a nuestra comunidad, su gran capacidad de enseñar y sobre todo, por siempre mantener una liturgia que celebraba con fe viva y un gran sentido profundo del misterio. Recibió la ordenación episcopal un día 10 de Julio y mantuvo su estancia en la ciudad eterna de Roma. 

Fué creado cardenal por el Santo Padre Juan Diego Magno el día 25 de enero, y en su persona, el cardenalato se convirtió en un ministerio lleno de comunión, más que cualquier titulo de honor. Cada acto, asamblea y documento que escribía o presidía siempre mantenía una palabra clara y serena, buscando edificar la Iglesia y mantenerla defendida de todo acto de desunión, todo esto, hasta que los cardenales eligieron al segundo sucesor de Pedro y la arquidiócesis de San José había quedado sin pastor, así, pues, el Santo Padre Gregorio, reconociendo en él a un fiel servido y un gran guía para todos, lo envió como el tercer arzobispo de la provincia de San José. Eligió como lema episcopal “SERVITUM ET CARITATEM” - servicio y caridad -, dos palabras que definieron su entera existencia. 


Su escudo, el cual, lejos de ser un símbolo de poder era un símbolo de entrega, hizo colocar la tau franciscana, la mitra, el báculo, el cordero, una corona y también al Sagrado corazón. Todos estos símbolos eran en base a una clara ilusión a su gran espiritualidad, una espiritualidad profundamente unida a la santa eucaristía, servidora y centrada en Cristo, aquél buen pastor y único maestro. Tiempo después, tras la muerte del Papa Gregorio el día 23 de abril del 2024, el Cardenal Ulises Vargas fué elegido como el tercer sucesor de Pedro el día 3 de mayo de año 2024 por todo el Colegio de Cardenales. Así, desde la logia de las bendiciones, en aquella noche tranquila, con espiritu eclesial se dirigió a toda su comunidad diciendo: “Muy buenas noches a todos, queridos hermanos. En este día, mis hermanos cardenales han querido elegirme como sucesor de Su Santidad el Papa Gregorio, quien ahora descansa en la paz de Cristo. Les agradezco por acompañarnos en todo este tiempo de proceso de sede vacante”, después de inclinar la cabeza continuó “Pido, especialmente, que oremos todos por el colegio de cardenales, obispos y la comunidad. Les pido que oren por mí y mi ministerio. Oremos insistentemente, nunca nos cansemos de orar”, Días después comenzó su ministerio petrino, el día 8 de mayo del mismo año, no como quien ocupa un trono, sino, como aquél buen pastor que se ciñó la toalla para lavar los pies.

Durante todo su pontificado, el Santo Padre Benedicto se convirtió en una gran piedra firme en tiempos de prueba, se convirtió en un luminoso faro de esperanza para aquellos nuevos miembros que ingresaban a nuestra comunidad y en un paciente pero incansable constructor de la unidad entre todos los hermanos, sin importar quienes fueran. Siempre luchó incansablemente contra todo acto que formara división, sosteniendo con una gran firmeza el principio de la unidad en la diversidad, reconociendo que la Iglesia, a pesar de componerse de muchísimos carismas, solo florece en la comunión. A todos aquellos quienes sembraban discordia, les respondió con oración, con una firmeza espiritual y con amor siempre incondicional. Después de actos de división que le aquejaron, rescató a una comunidad que muchos creían muerta, levantando sobre las cenizas de aquellos estragos de división, un nuevo ardor, una nueva esperanza y, mas que nunca, una nueva identidad eclesial, sólida y fraterna. 

Su papado estuvo lleno de grandes actos, el primero de ellos fué que en el tiempo de su pontificado ordenó a siete (7) obispos, todos ellos, hombres preparados y llenos de un gran celo pastoral, para asegurar una continuación viva y cuidadosa del pastoreo al rebaño de cada comunidad. 

Creó dos (2) nuevos miembros del colegio de cardenales, eligiéndolos no por que mantuvieran algún prestigio humano, sino, por identificarse en la capacidad de servir, de discernir y de entregar la vida, concluyendo su pontificado con un colegio de cardenales compuesto por seis (6) miembros. 

La labor más destacada de todo su pontificado fué, sobre todo, la convocación del Sacro Concilio Ecuménico Paulino, logrando clausurarlo con gran éxito. Fruto de esto nació un cambio para la Iglesia peregrina en Minecraft, una etapa decisiva que contenía reuniones eclesiales y de la cual, como se mencionó antes, se siguen cosechando frutos: inspirados documentos, firmes orientaciones, espíritus misioneros y una renovada pasión por la santidad. 

Logró establecer alianzas de fraternidad con diversas naciones, que al igual que nuestra comunidad, peregrinan en el entorno virtual de Minecraft. No las estableció por razones de política o razones estratégicas, si no, que lo hacia para extender el reino de Dios, promoviendo siempre la paz, el diálogo, la dignidad de cada persona y la protección de los valores. En cada tratado buscaba poner el evangelio en el centro y su palabra era recibida con respeto, incluso por aquellos que no compartían su misma fe. 

Realizó cuatro (4) visitas apostólicas, llevando con él, el Evangelio y el amor de un padre. Siempre que realizaba algún viaje, los demás lo recibían como un consuelo, con una gran tranquilidad y como una bendición. 

Fué criticado por algunos, puesto que nunca se dejó doblegar ante la moda o ante los aplausos. Nunca buscó el reconocimiento humano, si no, que siempre buscaba la aprobación del cielo, aún cuando esto le costara el rechazo de parte de sus mismos amigos o la incomprensión de sus allegados. La libertad que mantenía en el interior era admirable, su serenidad siempre fué algo inquebrantable y su fidelidad conmovía a más de uno. 

Su salud nunca fué un obstáculo, aunque frágil por la edad que le acompañaba, siempre se mantuvo fuerte, con un espíritu lúcido en el juicio, alegre en su trato y cercano a todos. El día 15 de mayo del 2025, su intenso corazón comenzó a apagarse silenciosamente. Hasta que, 11 días después, el 26 de mayo, al terminar su última eucaristía, como hacía cada día, compartió el almuerzo con todo su equipo que le acompañaba en Casa Santa Martha y el palacio apostólico, en un ambiente de paz, posteriormente se retiró a una mínima habitación, la cual utilizaba solo cuando el cansancio le vencía, se recostó sin prisa alguna, como quien se prepara para un descanso breve y simplemente comenzó a dormir, entregando su alma al padre.

Un día antes, por motivo del VI domingo de Pascua, saludó por última vez desde el balcón de la Basílica de Santa María la Mayor, luego de haber permanecido orando con gran ternura ante el icono hermoso de la madre, quien siempre fué su intercesora y guía. Fué un sencillo gesto, profundo y también como una despedida envuelta en luz. 

Finalizando este rogito, nos damos cuenta que no solo recaba datos y fechas, si no, que mantiene en la esperanza de la resurrección el alma de un pontificado lleno de servicio, amor y entrega, el eco de un corazón siempre enamorado de Cristo y su Iglesia. Que esto sea para nosotros un claro llamado a no borrar su memoria, a ser iluminados por su testimonio y a vivir con ejemplo, el mismo ejemplo que él nos demostró. 

Requiescat in pace, Pastor bonus.