03 agosto 2024

Ordenaciones Diaconales, Roma



LIBRETO 
ORDENACIÓN DE DIÁCONOS
PARA LA DIÓCESIS DE ROMA
PRESIDIDA POR EL PAPA BENEDICTO
BASÍLICA DE SAN PABLO EXTRAMUROS, ROMA.
03.08.2024

RITOS INICIALES

CANTO DE ENTRADA
(Cristo Ayer y Cristo Hoy)

℟. CRISTO AYER Y CRISTO HOY
CRISTO SIEMPRE SERÁ EL SEÑOR.
TU ERES DIOS Y ERES AMOR,
ME HAS LLAMADO: AQUÍ ESTOY 

GLORIA AL SEÑOR, VAMOS A ÉL,
A SUS PROMESAS SIEMPRE FIEL.
SIEMPRE DISPUESTO A PERDONAR,
SIN MEDIDA SU AMOR NOS DA.
¡AMÉN! ¡ALELUYA! ℟.

GLORIA AL SEÑOR, SUYO ES EL DON,
RASGO DIVINO DEL PERDÓN.
TIEMPO DE GRACIA SINGULAR,
SIN MEDIDA SU AMOR NOS DA.
¡AMEN! ¡ALELUYA!  ℟.

GLORIA AL SEÑOR, EL BUEN PASTOR,
QUE EN EL REDIL SU MIES SEMBRÓ.
Y A SU OVEJUELA FUE A BUSCAR,
SIN MEDIDA SU AMOR NOS DA.
¡AMEN! ¡ALELUYA!  ℟.

¡GLORIA AL SEÑOR! QUE SE ENCARNÓ,
Y POR NOSOTROS PADECIÓ.
SOBRE UNA CRUZ HASTA EXPIRAR,
SIN MEDIDA SU AMOR NOS DA.
¡AMEN! ¡ALELUYA! ℟.

El Santo Padre: 
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 
℟. Amén.

La paz esté con todos ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

ACTO PENITENCIAL

El Santo Padre:
Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos.

Pausa de silencio.

todos dicen en común la fórmula de la confesión general: 
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.  Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. 

El Santo Padre:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. 
℟. Amén.
KYRIE
(Missa de Angelis)

Kyrie, eleison
KYRIE, ELEISON
KYRIE, ELEISON

Christe, eleison
CHRISTE, ELEISON
CHRISTE, ELEISON

Kyrie, eleison
KYRIE, ELEISON
KYRIE, ELEISON

GLORIA
(Missa de Angelis)

Gloria in excelsis Deo,
et in terra pax hominibus bonae voluntatis.
Laudamus te,
Benedicimus te,
Adoramus te,
Glorificamus te,
Gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam,
Domine Deus, Rex caelestis, Deus Pater omnipotens.
Domine fili unigenite, Jesu Christe,
Domine Deus, Agnus Dei, Filius patris,
Qui tollis peccata mundi, miserere nobis.
Qui tollis peccata mundi, suscipe deprecationem nostram.
Qui sedes ad dexteram Patris, miserere nobis.
Quoniam tu solus sanctus,
Tu solus Dominus,
Tu solus Altissimus, Jesu Christe,
Cum Sancto Spiritu in gloria Dei Patris. Amen.

ORACIÓN COLECTA

Terminado el himno, el Santo Padre, con las manos juntas, dice: 
Oremos.
 
Y todos, junto con el Santo Padre, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo. Después el Santo Padre, con las manos extendidas, dice la oración colecta:  
Dios nuestro, que enseñaste a los ministros de tu Iglesia a no buscar ser servidos, sino a servir a sus hermanos, concede a estos hijos tuyos, que hoy eliges para el ministerio diaconal, disponibilidad en la entrega, mansedumbre en el servicio y perseverancia en la oración. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
℟. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
(Num 3, 5-9)

Pondrás a la tribu de Leví para servir al sacerdote Aarón

Lectura del libro de los Números 

El Señor dijo a Moisés:
Manda a la tribu de Leví que se acerque, y tú la pondrás a disposición del sacerdote Aarón, para servirlo. Ellos realizarán tareas para él y para toda la comunidad de Israel, delante de la Carpa del Encuentro, encargándose del servicio de la Morada. Tendrán a su cargo todo el mobiliario de la Carpa del Encuentro y realizarán tareas para los israelitas, encargándose del servicio de la Morada. Tu pondrás a los levitas a las órdenes de Aarón y de sus hijos: así ellos estarán dedicados a él exclusivamente, de parte de los israelitas.
 
Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
(Sal 125)

℟. Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré su fidelidad por todas las edades.

Sellé una alianza con mi elegido jurando a David mi servidor, le fundare un linaje que no terminará, tu trono mantendré eternamente. Encontre a David mi siervo y con oleo sagrado lo ungí, para que mi mano siempre permanezca con él y mi brazo lo haga valeroso. ℟.

Mi fidelidad y mi favor por siempre lo acompañarán y con mi nombre y mi gracia su poder crecerá, mantendré mi alianza eternamente.
Él me invocará tu eres mi padre mi Dios mi roca salvadora y lo haré primogenito con todo el honor excelso entre los reyes de la tierra. ℟.

SEGUNDA LECTURA
(Hechos 6, 1-7b)

Eligieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo

Lectura de los Hechos de los apóstoles 

Como el número de discípulos aumentaba, los helenistas comenzaron a murmurar contra los hebreos porque se desatendía a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos.
Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: «No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las mesas. Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encargaremos esta tarea. De esa manera, podremos dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra.»
La asamblea aprobó esta propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los Apóstoles, y estos, después de orar, les impusieron las manos.
Así la Palabra de Dios se extendía cada vez más, el número de discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén y muchos sacerdotes abrazaban la fe.

Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO


Aleluya, aleluya, aleluya.

Io sono il buon pastore, dice il Signore, conosco le mie pecore e le mie pecore conoscono me

℟. Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIO
(Lc 10, 1-9)

La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

 Lectura del Santo Evangelio según san Lucas.
℟. Gloria a ti, Señor.

El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo:
«La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!»Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.
Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: «El Reino de Dios está cerca de ustedes.»

℣. Palabra del Señor.
℟. Gloria a ti, Señor Jesús.

LITURGIA DE LA ORDENACIÓN

ELECCIÓN DE LOS CANDIDATOS

Los ordenandos son llamados por el diácono de la forma siguiente: 
Acérquense los que van a ser ordenados diáconos. 

E inmediatamente los nombra individualmente; cada uno de los llamados dice: 
Presente. 

Permaneciendo los ordenandos de pie ante el Santo Padre, el Cardenal Vicario para la Diócesis de Roma dice: 
Reverendísimo Padre, la santa Madre Iglesia pide que ordenes diáconos a estos hermanos nuestros. 

El Santo Padre le pregunta:
¿Sabes si son dignos?

Y él responde: 
Según el parecer de quienes los presentan, después de consultar al pueblo cristiano, doy testimonio de que han sido considerados dignos. 

El Santo Padre: 
Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador, elegimos a estos hermanos nuestros para el Orden de los diáconos. 

Todos dicen: 
Te damos gracias, Señor.

HOMILIA

Momento de silencio para la reflexión personal. 

 PROMESA DE LOS ELEGIDOS

Después de la homilía, solamente los elegidos se levantan y se ponen de pie ante el Santo Padre, quien los interroga, conjuntamente, con estas palabras: 
Queridos hijos: Antes de entrar en el Orden de los diáconos es necesario que manifiesten ante el pueblo su decisión de recibir este ministerio. 

¿Quieren consagrarse al servicio de la Iglesia por la imposición de mis
manos y la gracia del Espíritu Santo?

Los elegidos, todos a la vez, responden: 
Sí, quiero. 

El Santo Padre: 
¿Quieren desempeñar, con humildad y amor, el ministerio de diáconos
como colaboradores del Orden sacerdotal y en bien del pueblo cristiano? 

Los elegidos: 
Sí, quiero. 

El Santo Padre: 
¿Quieren vivir el misterio de la fe con alma limpia, como dice el Apóstol,
y proclamar esta fe de palabra y obra, según el Evangelio y la tradición
de la Iglesia?

Los elegidos: 
Sí, quiero. 

El Santo Padre: 
¿quieren conservar y acrecentar el espíritu de oración,
tal como corresponde a su género de vida, y fieles a este espíritu celebrar
la Liturgia de las Horas, según su condición: junto con el Pueblo de Dios
y en beneficio suyo y de todo el mundo?

Los elegidos: 
Sí, quiero. 

El Santo Padre: 
¿Quieren imitar siempre en su vida el ejemplo de Cristo, cuyo Cuerpo y
Sangre servirán con sus propias manos?

Los elegidos: 
Sí, quiero, con la gracia de Dios
 
En seguida, cada uno de los elegidos se acerca al Santo Padre y, de rodillas ante él, pone sus manos juntas entre las manos del Santo Padre.

El Santo Padre pregunta al elegido, diciendo: 
¿Prometes obediencia y respeto a mí y a mis sucesores? 

El elegido: 
Sí, prometo

El Santo Padre concluye siempre: 
Que Dios mismo lleve a término esta obra buena que en ti ha comenzado.

 ORACIÓN LITÁNICA

A continuación, todos se levantan. El Santo Padre, dejando la mitra, de pie, con las manos juntas y de cara al pueblo, hace la invitación:
Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso,
para que derrame bondadosamente
la gracia de su bendición
sobre estos siervos suyos
que ha llamado al Orden de los diáconos.

Entonces, los elegidos se postran en tierra, y se cantan las letanías; todos responden. En los domingos y durante el Tiempo pascual, se hace estando todos de pie, y en los demás días, de rodillas, en cuyo caso el diácono dice:
Nos ponemos de rodillas.

Concluido el canto de las letanías, el Santo Padre, de pie, y con las manos extendidas, dice:
Señor, Dios, escucha nuestras súplicas
y confirma con tu gracia
este ministerio que realizamos:
santifica con tu bendición a estos siervos tuyos
que juzgamos aptos
para el servicio de los santos misterios.
Por Jesucristo, nuestro Señor. 
℟. Amén.

El diácono, si el caso lo requiere, dice: 
Nos ponemos de pie. 

Y todos se ponen de pie.

IMPOSICIÓN DE LAS MANOS Y PLEGARIA DE ORDENACIÓN

Los elegidos se levantan; se acerca cada uno al Santo Padre, que está de pie delante de la sede y con mitra, y se arrodilla ante él. 

El Santo Padre impone en silencio las manos sobre la cabeza de cada uno de los elegidos. Después de la imposición de las manos del Santo Padre.

Estando todos los elegidos arrodillados ante él, el Santo Padre, sin mitra, con las manos extendidas, dice la Plegaria de Ordenación:
Asístenos, Dios todopoderoso, de quien procede toda gracia, que estableces los ministerios regulando sus órdenes; inmutable en ti mismo, todo lo renuevas; por Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro – palabra, sabiduría y fuerza tuya-, con providencia eterna todo lo proyectas y concedes en cada momento cuanto conviene.

A tu Iglesia, cuerpo de Cristo, enriquecida con dones celestes variados, articulada con miembros distintos y unificada con admirable estructura por la acción del Espíritu Santo, la haces crecer y dilatarse como templo nuevo y grandioso.

Como un día elegiste a los levitas para servir en el primitivo tabernáculo, así ahora has establecido tres órdenes de ministros encargados de tu servicio.

Así también, en los comienzos de la Iglesia, los apóstoles de tu Hijo, movidos por el Espíritu Santo, eligieron, como auxiliares suyos en el ministerio cotidiano, a siete varones acreditados ante el pueblo, a quienes, orando e imponiéndoles las manos, les confiaron el cuidado de los pobres, a fin de poder ellos entregarse con mayor empeño a la oración y a la predicación de la palabra. 

Te suplicamos, Señor, que atiendas propicio a estos tus siervos, a quienes consagramos humildemente para el orden del diaconado y el servicio de tu altar

ENVÍA SOBRE ELLOS, SEÑOR, EL ESPÍRITU SANTO,
PARA QUE, FORTALECIDOS
CON TU GRACIA DE LOS SIETE DONES,
DESEMPEÑEN CON FIDELIDAD EL MINISTERIO.

Que resplandezca en ellos un estilo de vida evangélica, un amor sincero, solicitud por pobres y enfermos, una autoridad discreta, una pureza sin tacha y una observancia de sus obligaciones espirituales.

Que tus mandamientos, Señor, se vean reflejados en sus costumbres, y que el ejemplo de su vida suscite la imitación del pueblo santo; que, manifestando el testimonio de su buena conciencia,
perseveren firmes y constantes con Cristo, de forma que, imitando en la tierra a tu Hijo,
que no vino a ser servido sino a servir, merezcan reinar con él en el cielo. 

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
℟. Amén.

ENTREGA DEL LIBRO DE LOS EVANGELIOS

Concluida la Plegaria de Ordenación, se sientan todos. El Obispo recibe la mitra. Los
ordenados se levantan, y unos diáconos u otros ministros ponen a cada uno la estola al estilo
diaconal y le visten la dalmática.

Los ordenados, ya con sus vestiduras diaconales, se acercan al Obispo y, uno por uno, se
van arrodillando ante él. El Obispo entrega a cada uno el libro de los Evangelios, diciendo:

Recibe el Evangelio de Cristo, del cual has sido constituido mensajero; esmérate en creer lo que lees, enseñar lo que crees y vivir lo que enseñas.

Finalmente, el Santo Padre da a cada uno de los ordenados el beso de paz, diciendo: 
La paz sea contigo. 

El ordenado responde: 
Y con tu espíritu. 

Y lo mismo hacen todos o al menos algunos de los diáconos presentes. 

Prosigue la Misa como de costumbre. Si lo indican las rúbricas, se dice el Símbolo de la fe. Se omite la oración universal. 

LITURGIA EUCARÍSTICA

CANTO DE OFERTORIO
(Ubi Caritas)

℟. Este pan y vino, Señor
Se transformarán
En tu cuerpo y sangre, Señor
En nuestro manjar

Gracias al sol y al labrador
En el altar florecen hoy
Las espigas, los racimos
Que presentamos a Dios ℟. 

Lo que sembré con mi dolor
Lo que pedí en mi oración
Hoy son frutos, son ofrendas
Que presentamos a Dios ℟. 


Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al Santo Padre, a los con-celebrantes y al pueblo.

El Santo Padre:
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Luego el Santo Padre, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:  
Padre santo, tu Hijo quiso lavar los pies a sus discípulos para darnos ejemplo;
recibe los dones que te presentamos en esta liturgia
y, al ofrecernos como víctima espiritual,
concédenos crecer en humildad y abnegación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén. 

PREFACIO
I de las Sagradas Ordenes

℣. Dominus vobiscum.
℟. Et cum spiritu tuo.

℣. Sursum corda.
℟. Habemus ad Dominum.

℣. Gratias agamus Domino Deo nostro.
℟. Dignum et iustum est.

El Santo Padre prosigue el prefacio, con las manos extendidas:  
Vere dignum et iustum est, æquum et salutare, nos tibi semper et ubique gratias agere: Domine, sancte Pater, omnipotens æterne Deus:

Qui Unigenitum tuum Sancti Spiritus unctione novi et æterni testamenti constituisti Pontificem, et ineffabili dignatus es dispositione sancire, ut unicum eius sacerdotium in Ecclesia servaretur.

Ipse enim non solum regali sacerdotio populum acquisitionis exornat, sed etiam fraterna homines eligit bonitate, ut sacri sui ministerii fiant manuum impositione participes.

Qui sacrificium renovent, eius nomine, redemptionis humanæ, tuis apparantes filiis paschale convivium, et plebem tuam sanctam caritate præveniant, verbo nutriant, reficiant sacramentis.

Qui, vitam pro te fratrumque salute tradentes, ad ipsius Christi nitantur imaginem conformari, et constanter tibi fidem amoremque testentur.

Unde et nos, Domine, cum Angelis et Sanctis universis tibi confitemur, in exsultatione dicentes:

SANCTUS
(Missa de Angelis)

Sanctus, Sanctus, Sanctus
Dominus, Deus Sabaoth

Pleni sunt cæli et terra gloria tua
Hosanna, in excelsis

Benedictus qui venit in nomine Domini
Hosana, in excelsis

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

El Santo Padre, con las manos extendidas, dice:  
VERE Sanctus es, Dómine,
et mérito te laudat omnis a te cóndita creatúra,
quia per Fílium tuum,
Dóminum nostrum Iesum Christum,
Spíritus Sancti operánte virtúte,
vivíficas et sanctíficas univérsa,
et pópulum tibi congregáre non désinis,
ut a solis ortu usque ad occásum
oblátio munda offerátur nómini tuo.

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice: 
Súpplices ergo te, Dómine, deprecámur, ut hæc múnera, quæ tibi sacránda detúlimus, eódem Spíritu sanctificáre dignéris,

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
ut Corpus et  Sanguis fiant
Fílii tui Dómini nostri Iesu Christi, cuius mandáto hæc mystéria celebrámus.

Ipse enim in qua nocte tradebátur

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
accépit panem
et tibi grátias agens benedíxit,
fregit, dedítque discípulis suis, dicens: 

ACCÍPITE ET MANDUCÁTE EX HOC OMNES: HOC EST ENIM CORPUS MEUM, QUOD PRO VOBIS TRADÉTUR.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.

Después prosigue: 
Símili modo, postquam cenátum est,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
accípiens cálicem,
et tibi grátias agens benedíxit,
dedítque discípulis suis, dicens:

ACCÍPITE ET BÍBITE EX EO OMNES:
HIC EST ENIM CALIX SÁNGUINIS MEI
NOVI ET ÆTÉRNI TESTAMÉNTI,
QUI PRO VOBIS ET PRO MULTIS EFFUNDÉTUR
IN REMISSIÓNEM PECCATÓRUM.
HOC FÁCITE IN MEAM COMMEMORATIÓNEM.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.

Luego dice: 
Mystérium fídei.
℟. Mortem tuam annuntiámus, Dómine,
et tuam resurrectiónem confitémur, donec vénias.

Después el Santo Padre, con las manos extendidas, dice: 
Mémores ígitur, Dómine, eiúsdem Fílii tui salutíferæ passiónis necnon mirábilis resurrectiónis et ascensiónis in cælum, sed et præstolántes álterum eius advéntum, offérimus tibi, grátias referéntes, hoc sacrifícium vivum et sanctum.

Réspice, quǽsumus, in oblatiónem Ecclésiæ tuæ et, agnóscens Hóstiam, cuius voluísti immolatióne placári, concéde, ut qui Córpore et Sánguine Fílii tui refícimur, Spíritu eius Sancto repléti, unum corpus et unus spíritus inveniámur in Christo.

C1: Ipse nos tibi perfíciat munus ætérnum, ut cum eléctis tuis hereditátem cónsequi valeámus, in primis cum beatíssima Vírgine, Dei Genetríce, María, cum beato Ioseph, eius Sponso, cum beátis Apóstolis tuis et gloriósis Martýribus et ómnibus Sanctis, quorum intercessióne perpétuo apud te confídimus adiuvári.

C2: Hæc Hóstia nostræ reconciliatiónis profíciat, quaésumus, Dómine, ad totíus mundi pacem atque salútem. Ecclésiam tuam, peregrinántem in terra, in fide et caritáte firmáre dignéris cum fámulo tuo Papa nostro Benedicto, cum episcopáli órdine et univérso clero
et omni pópulo acquisitiónis tuæ.

Votis huius famíliæ, quam tibi astáre voluísti, adésto propítius. Omnes fílios tuos ubíque dispérsos tibi, clemens Pater, miserátus coniúnge.

+ Fratres nostros defúnctos et omnes qui, tibi placéntes, ex hoc sǽculo transiérunt,
in regnum tuum benígnus admítte, ubi fore sperámus, ut simul glória tua perénniter satiémur, 

Junta las manos. 
per Christum Dóminum nostrum, per quem mundo bona cuncta largíris.

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
Per ipsum, et cum ipso, et in ipso, est tibi Deo Patri omnipoténti, in unitáte Spíritus Sancti, omnis honor et glória per ómnia sǽcula sæculórum. 
℟. Amén.  

RITO DE COMUNIÓN

Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el Santo Padre, con las manos juntas, dice:
Præcéptis salutáribus móniti, et divína institutióne formáti, audémus dícere:

Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificétur nomen tuum; advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in tentatiónem; sed líbera nos a malo.

Solo el Santo Padre, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbera nos, quǽsumus, Dómine, ab ómnibus malis, da propítius pacem in diébus nostris, ut, ope misericórdiæ tuæ adiúti, et a peccáto simus semper líberi et ab omni perturbatióne secúri: exspectántes beátam spem et advéntum Salvatóris nostri Iesu Christi.
℟. Quia tuum est regnum, et potéstas, et glória in sǽcula.

Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Dómine Iesu Christe, qui dixísti Apóstolis tuis: Pacem relínquo vobis, pacem meam do vobis: ne respícias peccáta nostra, sed fidem Ecclésiæ tuæ; eámque secúndum voluntátem tuam pacificáre et coadunáre dignéris.

Junta las manos. 
Qui vivis et regnas in sǽcula sæculórum.
℟. Amén. 

El Santo Padre, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, alidde: 
Pax Dómini sit semper vobíscum.
℟. Et cum spíritu tuo. 

Luego, el diácono añade: 
Offérte vobis pacem.

AGNUS DEI
(Missa Cunctipotens Genitor Deus)

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis. 

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis. 

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: dona nobis pacem.

El Santo Padre hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Ecce Agnus Dei, ecce qui tollit peccáta mundi. Beáti qui ad cenam Agni vocáti sunt.
℟. Dómine, non sum dignus, ut intres sub téctum meum, sed tantum dic verbo, et sanábitur ánima mea.

ANTIFONA DE COMUNIÓN
(Ave Verum Corpus)

Ave, ave verum corpusnatum de Maria Virgine.Vere passum, immolatumin cruce pro homine:Cuius latus perforatumunda fluxit et sanguine:Esto nobis praegustatumin mortis examine.
CANTO DE COMUNIÓN
(Anima Christi - M. frisina)

℟. Anima Christi, sanctifica me
Corpus Christi, salva me
Sanguis Christi, inebria me
Aqua lateris Christi, lava me

Passio Christi, conforta me
O bone Iesu, exaudi me
Intra vulnera tua
Absconde, absconde me. ℟.

Ne permittas a te me separari
Ab hoste maligno defende me
In hora mortis meae
Voca me, voca me. ℟.

Et iube me venire ad te
Ut cum Sanctis tuis laudem te
Per infinita saecula
Saeculorum, amen. ℟.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Luego, de pie en la sede, el Santo Padre, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
 
Y todos, junto con el Santo Padre, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se hubiera hecho antes. Después el Santo Padre, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:
Padre, concede a tus hijos,
alimentados con esta eucaristía,
ser fieles ministros del Evangelio,
de los sacramentos y de la caridad,
para gloria tuya y salvación de los creyentes.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN

Después tiene lugar la despedida. El Santo Padre, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:  
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tú espirítu .
 
El diácono dice:  
Inclínense para recibir la bendición.

℣. Dios, que los ha llamado
para el servicio de los hombres en su Iglesia,
les conceda una gran solicitud hacia todos,
especialmente hacia los pobres y afligidos.
℟. Amén.

℣. El Señor, que les ha confiado
la misión de predicar el Evangelio de Cristo,
los ayude a vivir según su Palabra,
para que sean sus testigos entusiastas y sinceros.
℟. Amén.

℣. El Señor, que te hizo dispensador de sus sacramentos,
te conceda ser imitador de su Hijo Jesucristo,
para ser en el mundo ministro de unidad y de paz. 
℟. Amén.

℣. Y a todos ustedes, que están aquí reunidos, los bendiga Dios todopoderoso, Padre, + Hijo, + y Espíritu + Santo,
℟. Amén.

Luego el diácono vuelto hacia el pueblo, dice:
Podéis ir en paz.
℟. Demos gracias a Dios.
Después el Santo Padre venera el altar con un beso, como al comienzo. Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira.

ANTÍFONA MARIANA
(Sub Tuum Praesidium)

Sub tuum praesidium
confugimus,
Sancta Dei Genetrix;
nostras deprecationes ne despicias
in necessitatibus;
sed a periculis cunctis
libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta