12 junio 2024

Audiencia General - Papa Benedicto

 




PAPA BENEDICTO

AUDIENCIA GENERAL

Aula Pablo VI
Miércoles, 12 de junio de 2024

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Cuarta Catequesis sobre la Vocación

¡Queridos hermanos y hermanas en Cristo! Hoy nos reunimos para reflexionar sobre la Cuarta Catequesis sobre la vocación, basada en el pasaje del Santo Evangelio según San Mateo, que nos habla de la vocación de los primeros cuatro discípulos.

En este pasaje, Jesús camina por la ribera del mar de Galilea y ve a dos hermanos, Simón Pedro y Andrés, pescadores de profesión. Jesús les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos, a pesar de dejar sus redes, deciden seguir a Jesús inmediatamente. Más adelante, Jesús ve a otros dos hermanos, Santiago y Juan, también pescadores, y los llama. Y ellos, dejando la barca y a su padre, deciden seguir a Jesús.

Esta lectura nos enseña varias lecciones importantes sobre la vocación en la teología de la Iglesia Católica. En primer lugar, la vocación es un llamado personal de Dios. Jesús llama a cada uno de nosotros de forma única y especial, invitándonos a seguirlo y a servir a los demás.

En segundo lugar, la vocación implica dejar atrás cosas materiales o incluso relaciones familiares para responder al llamado de Dios. Los discípulos dejaron sus redes y a sus familias para seguir a Jesús, mostrando así que la vocación requiere desapego y entrega total a Dios.

Además, la vocación nos invita a ser pescadores de hombres, es decir, a llevar el mensaje de salvación a los demás, a ser testigos de la fe y a ayudar a guiar a otros hacia Dios. Es un llamado a compartir el amor y la misericordia de Dios con todos aquellos que nos rodean.

En este sentido, la vocación no es solo para unos pocos elegidos, sino para todos los bautizados. Cada uno de nosotros tiene una vocación única y específica en la vida, ya sea como sacerdote, religioso, laico comprometido o en cualquier otra vocación particular en la que Dios nos haya llamado a servir.

Es un llamado que nos desafía a vivir en plenitud nuestra identidad como hijos amados de Dios y a colaborar con Él en la construcción del Reino.

La vocación, en su esencia, nos llama a vivir en comunión con Dios y con los demás, a ser signos visibles de su presencia en medio de la humanidad. Nos recuerda que cada uno de nosotros tiene un papel único y valioso en el plan divino, y que nuestra respuesta generosa y fiel a ese llamado es esencial para llevar a cabo la misión que Dios nos ha confiado.

En este sentido, la vocación no es estática ni limitada a una sola etapa de la vida, sino que es dinámica y se va desplegando a lo largo de nuestro camino. Requiere discernimiento, escucha atenta y disposición para seguir los designios de Dios en todo momento. Nos invita a estar abiertos a las sorpresas que Él tiene preparadas para nosotros, confiando en su providencia y en su amor incondicional.

Es importante recordar que la vocación no se reduce solo a la elección de un estado de vida específico, como el sacerdocio o la vida religiosa, sino que abarca todas las dimensiones de nuestra existencia. Cada trabajo, cada relación, cada situación que vivimos puede convertirse en un lugar de encuentro con Dios y de realización de su voluntad si lo vivimos desde la perspectiva de nuestra vocación.

Por tanto, queridos hermanos y hermanas, les invito a reflexionar en profundidad sobre su vocación, a buscar en la oración la luz y la fuerza necesarias para discernir el plan que Dios tiene para cada uno. Que nuestra respuesta sea siempre un sí generoso y confiado, dispuestos a seguir a Jesús con valentía y entrega, como lo hicieron los primeros discípulos a orillas del mar de Galilea.

Por último, la vocación nos invita a confiar plenamente en Dios y a seguirlo con valentía y generosidad, sabiendo que Él nos guiará y nos fortalecerá en nuestro camino de fe.

Que cada uno de nosotros, como los primeros discípulos, esté dispuesto a decir sí a la vocación que Dios nos ha confiado, confiando en su gracia y amor infinitos.

¡Que Dios bendiga y guíe siempre nuestros pasos en el camino de nuestra vocación! ¡Amén!

 Benedictus Pp
Pontifex Maximvs